La línea MM6 de Maison Margiela ha presentado su colección SS25 en un escenario que parecía sacado de una distopía industrial, con una iluminación tenue filtrada a través de una neblina de smog y un bajo retumbante que resonaba durante la Semana de la Moda de Milán. En esta pasarela de estética búnker, la marca ha reafirmado su ADN deconstructivo, ese que ha definido su legado en la moda, llevándolo a nuevas alturas.
La colección, que rinde homenaje a la visión original de Margiela, incorporó textiles translúcidos de apariencia plástica y una construcción deliberadamente irregular, reafirmando su compromiso con la imperfección estudiada. El tono dominante, un blanco titanio casi clínico, llevó la obsesión de la marca por los neutros a un nuevo nivel.
Las siluetas evocaban los primeros años de la casa con sudaderas oversized, chalecos de esmoquin y gafas deportivas XXL. El denim hiperdesgastado, un elemento constante en el universo Margiela, se llevó al límite: piezas como jeggings rotos y escotes en V exagerados, que en otras manos podrían parecer obsoletos, cobran nueva vida bajo el toque deconstructivo y refinado de Maison.
En un momento álgido del show, una camiseta sin mangas que recordaba a una bolsa de plástico arrugada fue lucida por una modelo combinada con jeans desnudos y accesorios dorados ultra pulidos. Esta propuesta parecía lanzar una crítica sutil a la moda rápida o a la cultura de la falsificación, que ha replicado hasta la saciedad los productos de Margiela, copiando las formas sin captar su esencia. O quizás, MM6 simplemente sigue explorando el diálogo entre deconstrucción y reproducción, tan fundamental en el universo Margiela.
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