El balón de baloncesto negro de Prada está sujeto por un arnés de nailon y decorado con líneas blancas y el logo triangular grabado en el centro. La firma lo describe como un objeto de colección, dejando claro que no está pensado para usarse en la cancha.
A un precio de 975 dólares, el balón forma parte de una serie de productos que reinterpretan elementos deportivos desde el lujo. La propuesta se amplía con collares, pulseras y pendientes que reproducen el balón a pequeña escala. Las joyas se sitúan apenas por debajo del precio del balón, lo que refuerza la idea de la pieza como símbolo más que como herramienta funcional.
No es la primera incursión de Prada en el terreno del deporte. La firma ya ha lanzado pelotas de tenis, balones de fútbol e incluso un set de petanca de más de 2.000 dólares.
Lejos de la lógica del rendimiento, los objetos de Prada —como su nuevo balón de baloncesto— se presentan como piezas diseñadas para otro espacio: el del consumo, la estética y la colección.
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