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Black Friday, un día negro para el planeta

Llega el Black Friday y varias marcas se han sumado al movimiento en contra del consumismo desenfrenado que dictan los descuentos.

Llega el Black Friday y varias marcas se han sumado al movimiento en contra del consumismo desenfrenado que dictan los descuentos. Es una negativa a seguir el canon de la fast fashion por la defensa de una industria responsable y sostenible con el medio ambiente.

Es más fácil recordar el Black Friday que el cumpleaños de tu mejor amigo. Semanas e incluso meses antes somos bombardeados por anuncios de todo tipo. Y caemos como moscas, porque es natural, están pensados para eso. No buscan nuestra demanda, sino crear la demanda que buscamos.

La bajada de los precios aumenta el consumo sin sentido, un consumo sin una necesidad que lo respalde. Muchos de nosotros compraremos cosas que no necesitamos simplemente porque es una oportunidad que no podemos dejar pasar. Este es el concepto en el que se basa la fast fashion; modelo de producción masiva que abarata los precios y tiende a acortar los tiempos entre temporadas, creando colecciones más pequeñas que no se renuevan, sino que dan paso a otras nuevas, provocando en el consumir la falsa ilusión de que la prenda es limitada.

Este modelo está repercutiendo seriamente en el medio ambiente, situando a la industria de la moda entre las más contaminantes que existen.

Varias marcas han manifestado su descontento con el rumbo que está tomando la moda bajo el hashtag #noblackfriday. Apuestan por productos singulares, con una producción más sostenible y que garantice un consumo responsable. Es el caso de la marca Moisés Nieto, que en su cuenta Instagram explica la repercusión que tiene la bajada de precios en la industria local y manifiesta su apoyo a la producción de calidad frente a la producción masiva.

Ecoalf, marca que se define como sostenible con el planeta, conciencia en Instagram sobre las repercusiones que tiene el consumo masivo. Lo hace a través de datos, como por ejemplo que más de la mitad de la ropa producida se tira después de un año o que el 97% de las prendas estén fabricadas con materiales vírgenes.

La balanza entre producción y medio ambiente es un reto que tenemos por delante como sociedad, porque es evidente que este modelo es insostenible en el tiempo; si seguimos así, tarde o temprano veremos los límites de esta economía y no parece un futuro muy prometedor.

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