La sobreestimulación de la belleza online y el movimiento esteta parecen diluirse para dar paso a un acto revolucionario de tendencias que siguen el arte de la transformación o distorsión de los cuerpos, los hacks de comida o la anti-moda. ¿Es el feísmo el nuevo punk?
En la vida moderna, el narcisismo se mantiene en el núcleo de creación artística: una tendencia que parece estar derivando hacia la obsolescencia, y a la carencia de ideas que sigan proyectando esa ley de la atracción. De hecho, hemos podido ver cómo, tanto las celebs como los diseñadores, están experimentando con la alteración o distorsión, ya sea a través de sus perfiles virtuales como en la vida real, abogando por lo desagradable, mientras exhiben una visión alternativa a la belleza con la que combatir la dismorfia corporal o la irrealidad en las plataformas sociales.
Esa corriente disruptiva abarca desde los pasteles feos en internet hasta los memes o las imágenes en Instagram de cuerpos distorsionados y de transformaciones extremas. Se extrae entonces la belleza del horror: una idea que ya exploraron en el pasado creativos como Alexander McQueen. Todo ello expone, por lo tanto, esa estética de la anti-belleza con la que constantemente interactúan colectivos como el drag.
EXTRAER LA BELLEZA DEL HORROR
Instagram evoluciona entonces del “esteticismo absoluto” al diario virtual como algo «más real o empático» que pretende relegar a un segundo plano la publicación curada y hedonista que dista a kilómetros de la realidad. Las nuevas generaciones se sienten ahora atraídas por aquello oscuro, bizarro y diferente que rompa con la monotonía, en lugar de por realidades ficcionadas o guionizadas que reflejamos en Instagram.
Precisamente ese choque o giro que proporciona lo grotesco es lo que le ha conducido a la viralidad, llevando a infinitos creadores a expresar su creatividad a otros niveles artísticos, como Gab Bois u otros artistas como Javier de la Blanca que experimentan y alteran los cuerpos, o que hackean la comida, abogando por el surrealismo, lo gore y extraño. Algo que también se traslada a Twitter o Youtube a través de los vídeos de comida fetichista “sploshing”.
En este sentido, aunque se trate de un movimiento contracultural en esencia, al fin y al cabo, “lo feo” sigue estando de moda, tal y como sentencia Julia Fox. Por lo tanto, si la antiestética se convierte en una tendencia, se establece como el nuevo estándar. Aún así, tanto la moda feísta como el arte decadente están provocando un cambio en la mentalidad colectiva, y un giro creativo que podría suponer una vía de escape para una sociedad cansada y aburrida de las normas y los cánones establecidos.
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