La familia de D’Angelo emitió un comunicado anunciando que «la estrella radiante de nuestra familia ha apagado su luz en esta vida… tras una prolongada y valiente batalla contra el cáncer«. El artista había estado hospitalizado durante meses y pasó dos semanas en cuidados paliativos antes de fallecer.
Una vida dedicada al arte
Nacido el 11 de febrero de 1974 en Richmond, Virginia, D’Angelo creció en un ambiente profundamente influido por la música de iglesia. Allí desarrolló su conexión con el piano y con la espiritualidad sonora que marcaría su carrera.
Su álbum debut Brown Sugar (1995) le catapultó al reconocimiento, llegando a competir en múltiples nominaciones al Grammy y convirtiéndose en uno de los pilares del movimiento neo-soul.
Posteriormente, su segundo disco Voodoo (2000) tuvo un gran impacto, con éxitos como «Untitled (How Does It Feel)«, que se volvió un hito cultural.
Tras un largo periodo alejado de la escena pública, regresó en 2014 con Black Messiah. Un álbum que fue recibido con elogios por su profundidad lírica y su compromiso social.
Un legado imborrable
Durante su vida, D’Angelo acumuló cuatro premios Grammy y 14 nominaciones en total. Sus tres discos de estudio —Brown Sugar, Voodoo y Black Messiah— son considerados obras influyentes. Cada uno de ellos es reconocible por su integridad artística y su original fusión de soul, funk, jazz y R&B moderno.
Se sabe que, al momento de su muerte, trabajaba en un cuarto álbum junto con Raphael Saadiq, cuya publicación futura podría ser póstuma. Además, D’Angelo deja tres hijos: Michael Archer Jr. —nacido de su relación con la también cantante Angie Stone—, y otros dos, Imani y Morroco. Además, su compañera de hace años, Angie Stone, falleció en marzo de 2025, apenas siete meses antes.
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