El estadio industrial La Défense de París fue el escenario sobre el que Matthew Williams abría la nueva era de Givenchy. En lo que quizás fuese uno de los episodios digitales más trascendentales de la era hiper-digitalizada; su colección para otoño-invierno 2021 generaba un baile hipnótico entre la emoción, la ciencia ficción y una realidad que monumentaliza lo cotidiano.
El elenco de modelos caminaba entre agua y faros flotando desde los techos, simulando una especie de abducción por presencias extraterrestres. De fondo, la banda sonora de Surkin parecía trasladarnos a una escena clubber de Berlín en la que los asistentes experimentaban con sus identidades y extravagancia.
«En muchos sentidos, esta colección trata de una tensión constante entre dos mundos. Se trata de encontrar un significado personal en circunstancias difíciles; se trata de la sinceridad en lo que hacemos en lugar de la estrategia. Queríamos aportar una sensación de realidad vivida junto a la precisión, la elegancia y la extravagancia en las prendas y los looks», expresa Williams en un comunicado de prensa.
«En última instancia, para nosotros la moda es una forma de ser, de sentir y de conectar, más que un juego al que jugar. Es casi como monumentalizar lo cotidiano, llenarlo de emoción, como la música que se puede llevar».
GIVENCHY FW21 FASHION SHOW
La colección en dark mode declinó en un juego infinito de posibilidades, entre códigos que repuntaban de la herencia de Williams, como los herrajes o las cadenas, y accesorios combinados con pieles sintéticas o cuero. El director creativo trasladaba así a la propuesta sus característicos apliques en la sastrería y adornaba esos vestidos imposibles, generando un choque entre los ateliers de Givenchy y su universo industrial.
Matthew consolida su permanencia en la casa francesa en una nueva historia entre clips turbulentos en los que se ilustraban esas siluetas gráficas e intensas en las que convivían los volúmenes con líneas más sartoriales. Las prendas esculturales se acentuaban con pañuelos estampados o accesorios excéntricos como unos tacones ‘pezuña’ parecidos a las icónicas botas ‘armadillo’ de McQueen. Por no hablar de los guantes con pelo, los sombreros con cuernos o las bufandas acolchadas que inyectaban el surrealismo al show.
La fantasía chocaba así con la realidad en una colección para otoño-invierno 2021 emocionante para archivar en la historia de la moda contemporánea.
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