Desde Kendall y Kylie Jenner, a Bella Hadid, Emily Ratajkowski, Selena Gómez, Jennifer López, Rosalía o Vanessa Hudgens. Desde las bailarinas de las giras de Beyoncé, a Ava Max o Madison Beer. Candice Swanepoel, Romee Strijd, Winnie Harlow… la lista continúa. Incluso Bad Bunny. Todas estas celebrities, modelos e it girls de la industria de la moda, cine y música de Hollywood tienen algo en común: la marca australiana lowcost I AM GIA.
Con una estética muy noventera que bebe de referencias cinematográficas y musicales como Kill Bill o los videoclips de R&B de Destiny’s Child, TLC o Aaliyah, I AM GIA recrea el universo club, de extra-radio y glamour bling bling. Son característicos sus pantalones cargo, estampados de dragones y tribales, los pantalones de cintura alta boot-cut de efecto piel o la combinación de prendas masculinas versus prendas extremadamente femeninas.
Pero la inspiración real, tendencias y códigos estéticos aparte, es esa enigmática Gia que la marca mantuvo durante mucho tiempo en secreto. Gia es el personaje ficticio que la fundadora y directora creativa Alana Pallister y su equipo idearon, inspirado en Gia Carangi, la considerada primera supermodelo, anterior a las tops de los 90. El ascenso meteórico y su trágico y muy prematuro final encarnaron la generación de los excesos y del vivir deprisa de los 80.
Descubierta por Wilhelmina Cooper, de Wilhelmina Models, en 1980, Gia consiguió romper con la imagen de rubia de ojos azules y aspecto angelical de las modelos de la época. Su rebeldía y carisma la convirtieron rápidamente en la modelo más cotizada, protagonizando las más prestigiosas portadas y trabajando con diseñadores como Armani, Dior, Yves Saint Laurent o Versace. No obstante, su carrera pronto se vio truncada debido a su adicción a la cocaína y heroína. Los últimos años de su vida los pasó entre centros de rehabilitación e intentando reflotar su ya destrozada carrera. Murió de sida a los 26 años. El mismo año de su muerte aparecía en escena una joven Cindy Crawford, “Baby Gia” como le llamaron al principio por su sorprendente parecido. Como modelo de fotografía y no de pasarela, entre el legado de Gia constan las poses, referencia todavía entre modelos y fotógrafos, así como el haber allanado el camino a las modelos morenas y a las carismáticas e icónicas futuras top models de los 90.
El magnetismo de Gia fue lo que enamoró a Pallister, quien hace tres años decidió volver a emprender (es también fundadora y directora creativa del e-commerce Tiger Mist) y puso a su rebeldía, fuerza y belleza en el centro de la marca, tanto a nivel conceptual como de storytelling.
Desde que Pallister y su hermana crearan la empresa en mayo de 2017, I AM GIA (@iamgia) se ha convertido en un fenómeno en redes sociales y objeto de deseo de las tops más tops del planeta. Con casi un millón de seguidores en Instagram, su feed es un goteo constante de caras conocidas, que de ser pagadas, requeriría de un presupuesto millonario, con el que una marca joven independiente no cuenta. La fórmula de I AM GIA ha sido clara desde el principio: no pagar por vestir, ni por branded content, ni publicidad. Su modelo ha podido crecer y mantenerse, sin embargo, gracias a que a los a seis meses del lanzamiento de la marca, la estilista de Bella Hadid contactó a Pallister para vestir a la modelo durante la semana de la moda de París. Una imagen muy cuidada y precios asequibles muy cercanos al fast fashion, y el resto ya vino solo.
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