La historia de la diadema elástica: de símbolo de estatus a accesorio viral

Este accesorio minimalista ha emergido así de las profundidades del archivo de la moda para convertirse en un objeto de culto que han acabado de encumbrar personalidades como Bella Hadid, Alexa Demie o Kaia Gerber. Una elevación material que asimismo reflejó Schiaparelli en su colección FW23, suspendida en un imaginario aristocrático lleno de riqueza y ostentosidad, en el que las modelos llevaban diademas negras elásticas.

La diadema negra se ha convertido así en el coletero de nuestra era, posicionándose en el zeitgeist del sistema, por esa simplicidad y funcionalidad que se sincroniza a la perfección con el retorno del minimalismo y de la cultura yuppie. Tanto es así que TikTok lleva registrados casi 780 millones de visualizaciones dentro del tag «style headband».

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Los orígenes de la diadema podrían remontarse a la década de 1950, momento en el que el accesorio empezó a ganar adeptos, coincidiendo con la popularidad de una moda más “effortless” y adolescente. Pero no fue hasta los años 80 cuando ésta se convirtió en un símbolo de estatus asociado a las altas esferas y/o a la cultura de los gimnasios de élite, el auge del fitness y el aeróbic. Una era clave en la que, paralelamente, floreció la cultura “yuppie” (young urban professional), y esa iconografía envolvente que recuperan ahora las nuevas generaciones.

Toda esa influencia y esas fases clave del accesorio alcanzaron el clímax estético durante los años 90 y principios de los 2000, como épocas en las que la diadema elástica negra pareció formar parte de un uniforme global de looks preppy noventeros que evocaban ese aspecto minimalista y elegante inclinado por la estética deportiva. Ahora, este look revive para conectarse con el movimiento latente del lujo silencioso y el comeback de la cultura yuppie, y su fascinación por el estatus y el dinero como conceptos que vuelven a infiltrarse en el costumbrismo de la sociedad moderna.