La nueva propuesta de la casa de moda danesa se impregna de exuberantes estampados, impresionantes siluetas y pantones de un rojo ardiente que define gran parte de esta serie con la que la marca invita al usuario a abrazar el maximalismo y a expresarse sin inhibiciones a través del color.
Stine Goya vuelve a bañar de arte, vibración y estampados la floreciente escena escandinava con siluetas fluidas que danzan arrítmicamente entre patrones inesperados y energías evasivas en base a un sistema de valores dedicado a crear un mundo más ético, libre y diverso. Creaciones estimuladas ahora por la corriente surrealista dirigida por Almodóvar, que la firma traduce en formato sartorial.
Capturando el poder emocional de este color, el conjunto de prendas evoca un espíritu ardiente y decidido, gracias a la abundancia de estampados y texturas llamativas. El rojo contrasta visualmente con el azul primario, en un deslumbrante estampado arremolinado que aparece en un cárdigan, una minifalda y un vestido ajustado. Una sucesión cromática en la que el carmesí actúa asimismo en una camisas de un solo hombro, abotonadas con mangas lánguidas y pantalones con bolsillos.
Finalmente, se proyectan una serie de piezas confeccionadas en un material plateado, arrugado y futurista, así como otras en print de serpiente que aportan el toque subversivo a la colección a través de sensuales vestidos de tipo corpiño. Los accesorios acaban de definir los looks de la colección PF-23 con tacones de gatito y bolsos angulosos en tonos neón.
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