En el bullicio de la ciudad, la mujer ejecutiva de Ottolinger reclama su espacio pisando feroz y audaz. En traje, vestido o chándal, ella es capaz trazar sin miedo el curso de su vida.
Cosima y Christa continúan su evolución y consolidación de su etapa más madura, sin abandonar sus deconstrucciones textiles. Al igual que el tiempo se retuerce y se dobla, las prendas de la nueva colección se adaptan constantemente para servir a la chica de Ottolinger en el ajetreo del día a día. Con blocs de notas, bolsas de la compra o bolígrafo en mano, la chica ottolinger se pasea por la ciudad en su clásico loungewear, que ahora añade corbatas y camisas a su estilo ejecutivo.
Los habituales diseños de trompe l’oeil en malla elástica se entrelazan con nuevos estilos más elegantes como las chaquetas Peacoat o distintas variaciones del traje de tweed, con detalles drapeados y remendados. De repente, se echa una estola de zorro sobre los hombros o se pone un traje de pantalón que se recompone en forma de vestido. Ya sea a modo de chaqueta, pantalón o vestido, las cintas, pinzas y tirantes modifican las proporciones, favoreciendo la metamorfosis textil que caracteriza el universo de Ottolinger.
Esta temporada ni rastro de colaboración con Puma, pero ha sorprendido el retorno de las zapatillas de tacón. Reinterpretadas con el toque de rebeldía propio de las diseñadoras, el nuevo modelo de la marca recuerda a las clásicas zapatillas de skater de toda la vida. Estas inundan la pasarela intercalándose con zapatos de tacón.
Aunque en clave más ejecutiva que nunca, la nueva colección de Ottolinger continúa con el curso natural de la marca, de formar prendas que a simple vista parecen caóticas, pero que si uno mira más de cerca se da cuenta de que reflejan la habilidad de Cosima y Christa para equilibrar la experimentación con el refinamiento.
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