La obsesión generacional por los abrigos de piel vintage

Esta forma actualizada de llevar las pieles ha trascendido desde la calle hasta la pasarela, proyectándose asimismo en la inmensidad de internet a través de feeds sociales en los que simular un estatus social en muchas ocasiones inexistente. Ya sea con un Loewe como con un abrigo rescatado de Humana.

Toda esa comunidad que viste la pieza en cuestión se conecta ahora de manera inconsciente para redefinir o desvirtuar su concepción tradicional asociada al lujo y a las altas esferas de la sociedad. Una resignificación colectiva que opta por alternativas como la piel sintética, o se adentra en la búsqueda incesante de pieles reales de segunda mano en tiendas vintage como Vestiaire Collective. Paralelamente, el sistema de la moda actúa para introducirlo en el ciclo capitalista de las tendencias algorítmicas, llevando a las marcas a diseñar nuevas versiones de pieles sintéticas, aparentemente creadas bajo un enfoque más sostenible.

Los abrigos de piel vintage han alcanzado el deseo colectivo de las nuevas generaciones que abrazan la opulencia y el maximalismo a través de iteraciones XXL vestidas de animal print o de infinidad de colores y texturas, ya sea para ir a la taberna castiza del barrio como para acudir a la coctelería o al club al caer la noche. El efecto del abrigo es poderoso: la elevación del look se desbloquea sin importar si la base es un chándal o un traje de sastre.

En este sentido, este nuevo objeto de culto se subió al estrado de la alta moda para la pre-primavera 2024 de House of Sunny, que presentó dos nuevos abrigos de piel en tonos neutros como el beige, el crema y el marrón. Los estilos monocromáticos se presentaron en diseños patchwork, fusionando parches de piel ligeramente coloreados con tonos más oscuros.

Por otra parte, la colección de H&M x Rabanne versionó dos chaquetas de piel en tonos marrones de diferentes longitudes, que inyectaban la elegancia y el lujo de Rabanne en el archivo outerwear de la marca escandinava.