El epítome del viejo glamour de Hollywood, la rutina de belleza de Marilyn Monroe es tan glamurosa como todos esperábamos.
Marilyn Monroe es recordada por su perfecta piel de porcelana envidiada por todas las mujeres de la época y las de ahora. Hasta el momento, lo único que se había revelado era que ella tenía terminantemente prohibido tomar el sol. «No creo que la piel bronceada sea más atractiva, ni más saludable. Me gusta sentirme rubia en todas partes».
Se enjabonaba con vaselina, sí la de 3 euros, y se hidrataba la piel como crema Nivea bote azul, de 6. Además, también se aplicaba aceite de oliva y lanolina, una cera natural producida por las glándulas sebáceas de algunos mamíferos.
Se rumorea que la estrella visitaba la peluquería cada tres semanas para hacerse reflejos de peróxido y lejía, y evitaba lavarse el pelo en casa. Por aquel entonces, no existía el champú en seco, así que Marilyn se echaba en las raíces polvos de talco de bebés de Johnson’s, que actualmente cuesta unos dos euros.
Pero el paso de belleza más glamuroso de todos ocurre durante su rutina nocturna: cinco gotas de Chanel Nº5 antes de irse a la cama después de sumergir su cara en agua caliente.
Su rutina completa prescrita por el dermatólogo Dr. Erno Laszlo está a punto de exhibirse en el Museo del Maquillaje en Nueva York. La exhibición estaba programada para abrir este mes, pero ha sido pospuesta debido a la pandemia.
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