Nos guste o no, Kanye West preescribe gran parte de las tendencias que dictan la vanguardia. El pasado domingo, el artista vistió a su elenco del Sunday Service con sus ya recurrentes botas Crocs de Balenciaga con las que acababa de consagrar el gran objeto de culto de la temporada.
La tendencia de las botas de agua de diseño lleva gestándose durante los últimos años. Ya en 2019 empezaba a manifestarse a través de interpretaciones de diseñadores como Riccardo Tisci y Jun Takahashi, con la «Arthur Sneaker» y la «Rect Boot», respectivamente. Ambos diseños se inspiraron en la clásica bota inglesa Wellington: un zapato con el que el Céline de Phoebe Philo ya había experimentado.
Esa bota común de goma se independiza así de sus contextos habituales, de lugares como el festival de Glastonbury, con iconos como Kate Moss o Alexa Chung con sus clásicas Hunter embarradas, para erigirse como la gran pieza viral del invierno.
Ese fue precisamente el status que acabaron de posicionar las «Puddle Boots» de Bottega Veneta para FW20, como una mezcla entre tendencias que van desde la estética ugly chic, pasando por la chuncky, hasta llegar a la del outerwear futurista.
El lujo ha detectado así el poder de las botas de goma para proyectarlo en el imaginario colectivo de la moda; un movimiento que ha llevado a cabo Gvasalia con sus «Croc Boots» de Balenciaga, dándole un giro y un nuevo significado a la pieza en la era de las fusiones creativas.
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