París, y el mundo entero, ya se preparan para vivir el renacimiento de una de las joyas arquitectónicas más emblemáticas del planeta. El 8 de diciembre, el público podrá ingresar por primera vez a la iglesia central, coincidiendo con la esperada ceremonia de apertura que se celebrará un día antes. El evento inaugural estará presidida por el arzobispo de París y contará con la presencia de una selección de funcionarios, donantes y representantes de las principales iglesias de la ciudad. Entre los asistentes más esperados estarán el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y su esposa, Brigitte Macron, quienes ya recorrieron la catedral esta semana.
Desde el devastador incendio que destruyó gran parte del icónico monumento, Notre Dame ha sido sometida a un meticuloso proceso de restauración, con el objetivo de devolverle su esplendor original mientras se incorpora innovación en el diseño. Para ello, el equipo de restauración convocó a diseñadores de renombre como Guillaume Bardet, Ionna Vautrin y Sylvain Dubuisson, quienes han sido responsables de crear piezas clave de mobiliario litúrgico, incluyendo las sillas, el relicario de la Corona de Espinas y otros elementos como el cáliz, el paten y el monasterio. Bardet también diseñó un incensario, una cuenca, un ewer y una bandeja, mientras que los célebres Vincent Dupont-Rougier y Jean-Charles de Castelbajac aportaron sus propios toques, con los primeros creando los candelabros y el segundo diseñando las vestimentas litúrgicas.
Entre los momentos más simbólicos de la restauración se encuentra la restitución de la estatua de la Virgen y el Niño, que sobrevivió milagrosamente al incendio y fue reinstalada dentro de la catedral el mes pasado. Durante la restauración, esta escultura histórica fue cuidadosamente preservada en la iglesia de Saint-Germain-l’Auxerrois, para luego regresar a su lugar de honor en Notre Dame, convirtiéndose en un símbolo de resistencia y renacimiento para el pueblo parisino.
El proceso de restauración no solo se ha centrado en los elementos litúrgicos, sino también en la estructura misma del edificio. Más de 1.300 piedras fueron utilizadas para reconstruir las paredes y bóvedas, mientras que un total de 8.000 tuberías fueron cuidadosamente retiradas, restauradas y reposicionadas a lo largo de la catedral. Como parte de este resurgir, la catedral también ha recibido tres nuevas campanas, y se ha erigido una nueva aguja que vuelve a dominar el skyline parisino, restaurando el perfil arquitectónico de Notre Dame al estado que tantos recordaban.
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