Ottolinger (@ottolinger1000) se ha salido del molde esta temporada. Una enorme sala en ruinas recibe a miles de espectadores ansiosos de ver la última propuesta de la marca dirigida por Christa Bosch y Cósima Gradient. Asientos de cartón reciclado dispuestos en una especie de gran acordeón sirven de asiento a los invitados.
Ottolinger ha llevado la estética motorcore a su máximo exponente. Sin tener que recurrir al cuero para sumarse a la tendencia, las diseñadoras crean el armario perfecto para la auténtica motomami. Conjuntos de lana lana en jersey con capucha y falda o croo y minifalda abren el desfile, seguidos de piezas elásticas estampados que realzan la figura de la mujer Ottolinger. Según avanza el desfile, la propuesta va cogiendo fuerza. Aparecen los plumíferos y los pantalones en diferentes materiales, con las formas clásicas de Ottolinger, a lo rompecabezas. Las prendas más Ottolinger se combinan con otras más tiernas como corsés y otras piezas de lentejuelas, abrigos de piel y trajes de terciopelo.
La motomami tiene donde elegir desde luego. Incluso se le da la oportunidad de casarse vestida de Ottolinger. Es el vestido blanco al mas puro estilo de la marca el que finaliza una pasarela brillante.
Y con el nuevo show de Ottolinger llegan nuevas colaboraciones. Si la temporada pasada fue la colaboración con Camper, esta FW23 la marca berlinesa desvela colaboración con Puma. Bolsos de charol y zapatillas a lo bota de motociclista llegaran próximamente. Y habrá que darse prisa para hacerse con ellos, porque seguro que vuelan.
Abstracción y reconstrucción, en eso Christa Bosch y Cósima Gradient son las reinas, y esta temporada lo han hecho experimentando con otras siluetas en un espacio impresionante que le hace justicia a la colección. Sin duda, la cita con Ottolinger es una de las que uno no se puede perder en la Semana de la Moda de París
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