Travis Scott como tendencia en sí mismo, revivió en 2020 la moda skater con sus Lanvin Curb, las zapas inspiradas en los dos mil que la marca de Bruno Sialelli lanzaba a principios de año. Así, la estética skate vuelve a estar en el punto de mira para la industria de la moda, a la par que se plantea si se trata de apropiación cultural o no.
La silueta nos vuelve a traer las vibes de los 2000, aquellos años en los que firmas como Etnies o DC vestían el street style. En aquel entonces, al no haber una cultura skate arraigada, las zapas se asociaron a una subcultura rave y a centros sociales de los 90 y dos mil. Aunque el giro de guion ya había llegado en Estados Unidos con un movimiento creciente desde los años setenta gracias a iconos como Stacy Peralta. Se hizo pop en los noventa con Tony Hawk.
Hoy en día tenemos a afincados del skate en el mundo de la moda como Evan Mock, cara de la campaña de las Lanvin Curb, o Lucien Clarke que ha desfilado para casas como Louis Vuitton. Clarke elevó el skate de la calle a la pasarela, y convirtió las LV en unas sneakers de deseo valoradas en 800 euros.
DE LA CALLE A LA PASARELA HIGH-FASHION
La historia de amor de la moda con el skate sigue su camino. Ya no sólo hablamos de marcas propiamente relacionadas con el skate como Palace o Supreme, si no de firmas de alta costura como Dior cuando unió su creatividad con Stüssy para lanzar una colección. También Alessandro Michele se inspiró en este mundo para una campaña de Gucci, con un elenco de sk8 como modelos. Aunque si quieres saber más sobre ello, encontrarás más info en este artículo.
El auge de las Lanvin shoes y el eco de los años 2000 en la moda han hecho replantear al sistema si realmente está bien el hecho de “apropiarse” de toda esa cultura sin ofrecer nada a cambio. ¿Cuál es el significado de unas bambas para patinar que nadie usa para patinar?
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