Guess se encuentra ahora más que nunca en el punto de mira por ladrón estético. La polémica derivada por copiar el icónico bolso de Telfar declinó en un aluvión de críticas por parte de Internet; y cómo no, en una denuncia por parte de la policía de la moda Diet Prada.
En la mesa de debate global entró en conversación el hecho de que Guess replicase casi a la perfección el bolso de Telfar, incluyendo todos sus detalles, como la forma del logotipo y las costuras. La polémica acabó de estallar el 26 de marzo. Al día siguiente, Guess emitía un comunicado en el que expresaba la retirada del artículo del mercado.
A raíz de esa denuncia, los avatares virtuales reflexionaron sobre todas las copias que Guess había hecho a lo largo de su trayectoria en la moda. ‘Interpretaciones’ casi idénticas de bolsos de lujo de Prada, Gucci o Dior, y/o diseños prácticamente iguales a un precio mucho más reducido. La industria había tolerado eso. Lo que ya no pasa por alto es robar una estética y una identidad cultural por parte de una firma como Telfar. Y es que, ésta ha representado desde el primer minuto la inclusividad en todos los sentidos; presentando productos democráticos para que mucha más gente pueda acceder a su universo.
Con toda una comunidad detrás que, aparte de consumir un objeto de deseo, sigue unos valores y un ethos equitativo; Guess no podía replicar para el mercado de masas un bolso tan accesible para todo el mundo. Paralelamente, es una falta de respeto hacia los diseñadores negros queer que están ya (por fin) haciéndose un hueco en una industria racializada. De esta manera, el robo identitario realmente ha trascendido, y no se ha quedado en una simple tendencia efímera denunciada por el club de activistas online.
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