La exploración de las forma se convierte en una constante para los diseñadores contemporáneos que, tras haber experimentado con infinidad de versiones rectangulares, redondas o cúbicas, quieren trascender ahora a través de la asimetría. Sin saber aún si todas esas construcciones y/o formas cayeron ya en la obsolescencia dictada por algoritmos o no, lo que está claro es que a día de hoy se está produciendo dentro de la moda una especie de oda a la irregularidad estética.
Desde la interpretación “Trivia” de Kiko Kostadinov hasta el Mugler Spiral o el Coperni Swipe, que parecen haberse esculpido en pleno movimiento, se impregnan de elementos innovadores como contornos torcidos o cremalleras experimentales para esta temporada. Aunque si ha habido una firma que ha acabado de confirmar o asentar esta tendencia estética, esa ha sido Gucci a través de la presentación de su versión ladeada de su modelo Satchel de 1995. Una remasterización con la que protagonizó la apoteosis de este tipo de bolsos de corte outsider que podrían haber sido diseñados metafóricamente como un reflejo más de la sociedad en la que vivimos. ¿Son estos bolsos asimétricos un espejo de la inestabilidad actual?
En medio de este escenario sobre-saturado de bolsos virales, como podría ser el nylon body bag de Uniqlo, los verdaderos agentes del cambio o resilientes que acaban influyendo en las tendencias son aquellos que se rebelan constantemente contra esa uniformidad estética que habita en las calles a través de creaciones insólitas que, más allá de su esencia funcional en sí, se conviertan en objetos de diseño que acaben transmitiendo o provocando algún tipo de emoción o reacción.
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