El fenómeno coreano: desde el K-pop hasta la moda

La influencia surcoreana se ha posicionado en el epicentro del espíritu cultural. Un fenómeno en constante expansión que atraviesa toda las artes, y que incluso recibe el término “hallyu” para referirse a ese enorme crecimiento del interés global por Corea. Te contamos cómo esta corriente está dominado el mundo: desde la música hasta la moda.

La ola coreana, y la acuñación del término mencionado anteriormente, floreció en la década de 1990, pero fue en 2010 cuando experimentó una ascensión meteórica. Una que si antes ya atraía al público a través del K-Pop, o de series de tv como ‘Squid Game’ o películas como ‘Parásitos’, con la expansión de las redes sociales y la revolución digital, el interés colectivo por la cultura coreana se traslada incluso a la gastronomía y la lengua. Todo un imaginario de productos y estéticas que nos cautivan por ser totalmente divergentes y exóticos a lo que estamos acostumbrados a ver y consumir en Occidente.

En este sentido, la sociedad se está acercando a otros aspectos de la cultura coreana, como el idioma. El hecho de que el coreano tenga esa primacía absoluta, sin haberse dejado eclipsar por el inglés, y que haya sido doblado en muy pocas ocasiones a nivel audiovisual, ha llevado a mucha gente a interesarse por esta lengua, e incluso a incluirla como materia de estudio.

EL K-POP COMO UNA RELIGIÓN

Aunque si hay algo que realmente haya producido una obsesión global, esa es la música pop surcoreana, y sus bandas K-pop, como supernovas que están influenciando todas las esferas artísticas. Ahora, las grandes marcas de lujo ponen cada vez más el objetivo en sus integrantes o «idols», que conectan de manera directa, más allá de con sus fervientes fans, con las nuevas generaciones.

La génesis de toda esta devoción podría haber empezado así con el K-Pop. Y es que, este género ya nació como un producto mainstream para la cultura de masas, amplificada para todas las edades y orígenes. Como un concepto transversal y evasivo que se sintoniza con todo el mundo. Artistas como BoA, TVXQ y SUPER JUNIOR podrían considerarse los precursores de la infinidad de bandas que ahora vemos, cada vez más, en los escenarios estadounidenses y europeos.

A día de hoy, en medio de la vastedad de bandas K-Pop, destacan algunas como BLACKPINK, el grupo de YG Entertainment -una de las GRANDES de la industria musical coreana- que debutó en 2016, y que a día de hoy es cabeza de cartel de Coachella 2023. Se convierten así en las primeras coreanas en actuar como cabezas de cartel en el festival, como signo evidente que podría esclarecer todo este escenario de culto y veneración hacia la música coreana.

FASHION IDOLS

El sistema de la moda se ha sumergido asimismo en esta corriente expansiva surcoreana, poniendo el radar en las estrellas del pop coreano, y en la búsqueda de consumidores asiáticos para impulsar su crecimiento. Así, hemos podido ver en las últimas temporadas de la moda como integrantes de Blackpink, como Lisa, Jisoo o Jennie colaboraron con firmas de lujo como Dior, Celine o Chanel para sus campañas, generando un poderoso revuelo en internet.

Por otro lado, las apariciones estelares coreanas como Kai de EXO en Gucci, Enhypen en Prada y J-Hope (del supergrupo BTS) en Louis Vuitton han acabado de iluminar las redes sociales con contenidos de la semana de la moda masculina. Además, este lunes, Dior desveló que JIMIN, miembro de BTS, será el nuevo embajador global de la marca.

Más allá de la incursión de los k-popers en las altas esferas de la moda, cabe decir que los ciudadanos sucoreanos son los que actualmente invierten más en bienes de lujo per cápita del mundo. Por ende, marcas globales como Prada, Moncler o Bottega Veneta, están dirigiendo sus estrategias de marketing hacia el país y hacia sus consumidores que representan más del 10% de sus ventas minoristas totales, según el analista Edouard Aubin.

El éxito de la cultura coreana o del «hallyu» se canaliza entonces como un fenómeno global que abarca desde la música, hasta el cine o la moda. Una corriente emergente que parece estar impulsada por todo ese imaginario de estéticas excéntricas y experimentales, por su ideología introspectiva o su poderosa cultura.