La segunda colaboración entre HELIOT EMIL y Alpinestars RSRV ha dado vida a una cápsula que redefine los límites de la protección y el estilo. Meticulosamente elaboradas a mano en el taller de HELIOT EMIL, la serie de 20 piezas equilibra a la perfección el universo de la marca de Copenhague con las innovaciones tecnológicas de Alpinestars RSRV.
La pop-up que abrió sus puertas en en el Marais en colaboración con Grailed fue la oportunidad perfecta para que viésemos las piezas de la colaboración de cerca; toda una experiencia inmersiva al universo de Heliot Emil, que culmina con la pieza estrella: una escultura creada a partir de 37 airbags de Alpinestars MotoGP usadas.
En su esencia, la colaboración resalta el potencial creativo derivado de los materiales existentes y las oportunidades que surgen al extender los ciclos de vida de estos, ya sea a través de la reutilización, el reciclaje o la innovación en la transformación de materiales considerados residuos. La escultura resultante armoniza los valores fundamentales de cada marca participante, desde las innovaciones tecnológicas de Alpinestars hasta las formas distintivas y las siluetas vanguardistas de HELIOT EMIL, pasando por el compromiso de Grailed de presentar piezas de moda únicas. Este esfuerzo colaborativo se materializa en una pieza central impactante que refleja la sinergia entre las tres entidades.
Pero más allá de la estética y la función, y de una simple pieza estrella, la la colección «SHELTER» y las piezas en colaboración con Alpinestars profundizan en el significado de la protección en un sentido amplio. Si bien la protección se asocia comúnmente con la salvaguarda del cuerpo físico, Heliot Emil nos invita esta vez a reflexionar sobre la importancia de proteger también el alma. Elementos duros como los cascos, las rodilleras y la equipación de moto dan vida a una sensación de armadura. Cada detalle, cada tejido meticulosamente seleccionado, encarna un cuidado deliberado destinado a proteger y resguardar.
Los tonos apagados que dominan la paleta, desde los grises suaves hasta los negros profundos, evocan una sensación de seguridad tanto física como emocional. Es la tranquilidad en medio de la tormenta, la promesa de refugio en tiempos de adversidad. La dualidad de fuerza y vulnerabilidad se manifiesta en cada costura, en cada detalle. Las prendas se convierten en un escudo, no solo contra los elementos externos, sino también contra las tribulaciones internas. Es un lenguaje visual que habla de la complejidad de la protección, de la necesidad de equilibrar la fortaleza con la delicadeza.
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