Esta temporada, la diseñadora británica se sumerge en un viaje nostálgico y emotivo para comprender las fronteras entre la evasión adolescente y la realidad de crecer.
Proponiendo una visión aguda y melancólica de lo que significa madurar en un mundo que parece resistirse al paso del tiempo, Ashley Williams recuerda la etapa infantil con una emotiva colección. Surgen así faldas de seda con encaje y pantalones delicadamente estructurados que parecen arrancados de un sueño etéreo; mientras que los estampados en tonos pastel evocan la suavidad de las sábanas de hospital y las batas de los pacientes.
Las cuentas de plástico que solían adornar las muñecas con las que jugábamos en el colegio se entremezclan con joyas propias de una casa de muñecas, simbolizando así la dualidad entre la inocencia de la niñez y las tensiones adultas que surgen cuando uno enfrenta el miedo a la responsabilidad.
Algunos elementos que ya fueron explorados en la colección SS25, como el caos emocional transformado en objetos del día a día, se convierten ahora en detalles clave. Un bolso estampado recuerda la mezcla entre el desorden y la belleza; y los peines de plástico se reinventa en pendientes y pasadores dobles.
La diseñadora se sumerge también en la idea de los refugios emocionales, donde el miedo a lo que está por venir se suaviza mediante jerséis de punto con mangas adicionales que abrazan el pecho, creando así una sensación de protección.
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