Si cada temporada tuviésemos que definir a Balenciaga con una palabra sería “peculiar”. En esta ocasión, no ha sido diferente. Bajo la dirección de Demna Gvasalia, la etiqueta ha elevado la estética streetwear irónica-lujosa de Vetements. Tarjetas de crédito como pendientes, el parlamento europeo como pasarela o los hombros exagerados fueron algunos de los ingredientes.
Un estudio en el suburbio de Saint-Denis en París fue remodelado para parecerse lo máximo posible al Parlamento Europeo de Estrasburgo. El conjunto elíptico de cuatro niveles se instaló en los estudios de cine La Cité du Cinéma, todo cubierto de terciopelo: cortinas de un kilómetro, alfombras, cientos de sillas en espiral hacia arriba.
Neda Brady fue el encargado de abrir el desfile. Sin embargo, no es una modelo, sino un arquitecto. Y es que el casting mezcló a las modelos con gente común. En la nota del show aparecían, por tanto, nombrados uno a uno por profesión. Por ejemplo, «Tobias Mehlmann, un ingeniero mecánico» fue seguido por «Bella Hadid, una modelo». Así de indiferente.
Según la propia firma, la colección es una oda a la gente trabajadora. No obstante, no todos opinan lo mismo. Hay quien piensa que se trata de una especie de corriente política.
“Reimagina el vestirse para ir al trabajo: vestirse a la perfección, sin importar lo que uno haga como trabajo».
Algunos vieron una sátira sobre política de los Estados Unidos en las prendas: vestidos harían referencia a Ivanka, la ropa de abrigo de diva a Melania y las parkas hiper hinchadas al bloqueo de Donald Trump. Gvasalia no reconoce haberse inspirado en ninguno de estos personajes, pero sí en los estilismos de Angela Merkel. ¿Lo veis? No nos deja de sorprender.
Los enormes vestidos de gala de terciopelo triturado o lurex plisado fueron un homenaje a la firma en los años 50, donde las clientas hacían de todo por no arruinar las siluetas de sus vestidos. Estos vestidos de gala, que parecían de princesas Disney, se inspiraron en una referencia temprana de Cristóbal basada en la pintura española.
También destacaron las chaquetas voluminosas, en realidad, hacen referencia a los abrigos de noche de tafetán que Cristóbal Balenciaga diseñaba para sus clientes hace 75 años.
Los trajes, blazers y vestidos fueron acompañados de rasgos demasiado enfatizados, y ya no solo hablamos de hombreras. Los elementos exagerados de las prendas también se extendieron a la belleza: los modelos lucieron un maquillaje facial protésico para marcar las mejillas y agrandar los labios. Estas prótesis podrían ser un guiño a la creciente popularidad de las operaciones estéticas o a la creencia en algunas culturas de que los pómulos prominentes son un signo de poder y autoridad.
Los modelos masculinos caminaron por los distintos anillos luciendo bolsos de Hello Kitty. Balenciaga vuelve a cuestionar los límites. Esta vez, de una marca “reservada” solo para chicas. Y para garantizar que no se trata de un bolso de Hello Kitty cualquiera, lleva bordado “Balenciaga” en cursiva blanca en el forro de satén que sobresale.
La rareza de esta colección llega dos semanas después de que Gvasalia anunciase que renunciaba a Vetements, la marca que fundó con su hermano Gurum hace cuatro años.
Los hermanos han confirmado que Vetements continuaría sin Demna. Sin embargo, todo parece indicar que la decisión sobre su salida está relacionada con que Vetements está ya pasando de moda. Entonces, si lo que ha llevado a Gvasalia a formar parte de Balenciaga ha sido el hype por el streetwear de su marca, y eso ya no funciona, puede que Balenciaga llegue a replantearse su apuesta por esta estética.
A pesar de la poca uniformidad entre la gran variedad de ideas propuestas, podemos destacar la sastrería pulida, el workwear y los vestidos de gala. Los trajes sencillos dieron lugar a una doble interpretación de si se trataba de moda o de un descuido. Pero, una vez más, el gran protagonismo se lo llevó el volumen. Prendas exageradamente grandes, y con eso nos quedamos cortos. En cambio, de eso se trata, de la afinidad de Gvasalia por las formas descomunales y el legado de Cristóbal Balenciaga. «Siento que mi misión en Balenciaga es continuar experimentando con el volumen», dijo.
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