Durante los últimos años, los looks coordinados se han convertido en una especie de uniforme contemporáneo que han vestido y reinterpretado infinidad de adeptos, influenciando desde la moda urbana hasta la alta costura.
Estos conjuntos coordinados estéticamente han generado un enorme deseo a nivel intergeneracional por el impacto visual que evocan, más allá de por la facilidad que supone el hecho de enfundarse en el set en cuestión. Así, mientras la demanda o la obsesión se eleva, los minoristas aumentan la venta de conjuntos para satisfacer esa sed material.
EL EFECTO DEL LOOK COORDINADO
El mundo de los matching sets se expande entonces como el universo, desde la pasarela hasta el streetstyle, abarcando desde conjuntos de training para el gym hasta trajes de sastre para la oficina. Toda una serie de sets que fusionan sofisticación y comodidad que vieron aumentada su demanda alrededor de un 75% entre 2019 y 2022, según la firma de inteligencia minorista Edited.
En esta nueva era el matching set se proyecta como una nueva tipología o subcategoría de producto que podemos encontrar en infinidad de webs de firmas lowcost como Pull&Bear o Shein, hasta otras como Revolve o Mytheresa. De hecho, el minorista Shein registró un aumento del 20% en las ventas de conjuntos en su sitio web en septiembre de 2022 con respecto al mismo mes del año anterior, según recoge BoF.
Al fin y al cabo, los conjuntos de dos piezas tienen un efecto revolucionario en la moda: aumentan el volumen de pedidos y simplifican las operaciones gracias a la agilización de lo procesos de fabricación y aprobación.
Los matching sets se erigen entonces al núcleo de las tendencias por una serie de razones como la versatilidad y la facilidad a la hora de combinarlos, así como por el impacto visual y/o armónico que generan; sobre el que experimentan marcas como Casablanca, Ottolinger o Coperni que están vistiendo las calles como si fuesen pasarelas improvisadas.
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