Louis Vuitton regresa a los clásicos salones del Museo de Orsay para presentar la propuesta FW23 de mujer sobre un escenario diseñado por Philippe Parreno y James Chinlund y guiado por Nicolas Becker.
¿Qué es el estilo francés? La pregunta en sí misma es un enigma que despieza una infinita fascinación. Un concepto indeciso que reside sobre una base tradicional. Una moda evolutiva en las que las convenciones de la alta costura abrazan una asombrosa mezcla de culturas para convertirse en lo que se conoce como la excepción francesa.
El encanto francés es un trampantojo que nunca deja de cautivar. Por ello, para la colección FW23 de mujer, Louis Vuitton se replantea el concepto de ‘estilo francés’ al mismo tiempo que mantiene su espíritu viajero a través del tiempo. Su tradicional savoir-faire así como su elaborada técnica y su comprensión de los ideales artísticos son los tres pilares fundamentales que mantienen viva la esencia de la Maison.
Y qué mejor lugar que los salones abovedados del Museo de Orsay para dar a conocer la última propuesta de Nicolas Ghesquière. Fue allí donde el artista Philippe Parreno y el diseñador de producción James Chinlund firmaron la escenografía con un concepto basado en ilusiones sonoras concebido por Nicolas Becker.
Un desfile protagonizado por la formalidad de las piezas, a menudo deconstruidas, fabricadas en materiales más discretos como el punto, la lana, el algodón o la seda. La sastrería más tradicional también encontró su lugar en los trajes armados o los conjuntos de tres piezas; mientras que los estampados coloridos se apoderaban de camisas, faldas y cárdigans.
Entre el público pudimos ver muchas caras conocidas como la de Zendaya, Emma Stone, Ana de Armas, Léa Seydoux, Alicia Vikander, Sophie Turner y, cómo no, al recién nombrado director creativo, Pharrell Williams.
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