¡Qué manera de dar el pistoletazo de salida a la Semana de la Alta Costura! Los desfiles de Schiaparelli nunca dejan a nadie indiferente pero, sin duda, esta edición ha dejado mucho de qué hablar.
Y es que en el momento en el que vimos entrar a Kylie Jenner con una cabeza de león sobresaliendo del vestido negro y a Doja Cat bajarse del coche envuelta en 30.000 cristales rojos sabíamos que la cosa prometía. Las sorpresas continuaron en cuanto empezó el show, momento en el que comenzaron a desfilar las modelos, entre las que se encontraban Irina Shayk (con el mismo look que Kylie) o Naomi Campbell, envuelta en un extravagante abrigo negro que incluía la cabeza de un lobo.
La colección, titulada INFERNO COUTURE e inspirada en la Divina Comedia de Dante, reinterpreta a diferentes animales a través de la técnica de la falsa taxidermia. Pero a pesar de que se trate de pieles falsas, las críticas comenzaron a llover por parte de los defensores de los derechos de los animales al considerar que se trata de una validación del uso de estos seres vivos como «trofeos». Nosotr@s estamos convencidos de que esa no era la finalidad de Roseberry…
El resto de piezas, diseñadas con patrones sobredimensionados y sobre una paleta de color neutra y elegante, pasaron más desapercibidas a pesar de su maravillosa confección. Desde vestidos de noche adornados con estatuas doradas hasta americanas de doble botonadura con los hombros descubiertos. Puro Schiaparelli.
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