Con la idea de seguir investigando sobre el universo que nos rodea, y avanzar en nuestra comprensión del vecino más cercano de la Tierra, la NASA está planeando una misión a la cara oculta de la Luna.
Los planes de esa exploración espacial implican tres misiones comerciales de entrega a la superficie de la Luna, que se realizarán en varios viajes al año con el fin de ayudar a la investigación científica del quinto satélite más grande del sistema solar. Dos de esas cargas se dirigirán a la cara más lejana (e inexplorada hasta el momento) de la Luna, concretamente a la cuenca de Schrödinger, que, según explica la NASA, es un gran cráter de impacto cerca del polo sur lunar.
Una de esas cargas útiles llevará dos sismómetros como parte de la preparación del programa Artemis para volver a poner astronautas en la Luna y establecer allí una base a largo plazo. La otra carga llevará el taladro neumático Lunar Instrumentation for Thermal Exploration with Rapidity y el Lunar Magnetotelluric Sounder, utilizado para investigar los flujos de calor y la conductividad eléctrica de la propia cuenca.
«Estas investigaciones demuestran el poder del CLPS para ofrecer una gran ciencia en paquetes pequeños, proporcionando acceso a la superficie lunar para abordar objetivos científicos de alta prioridad para la Luna», expresa la directora de la División de Ciencia Planetaria de la NASA, Lori Glaze, en un comunicado.
«Cuando los científicos analicen estos nuevos datos junto con las muestras lunares devueltas desde el Apolo y los datos de nuestras numerosas misiones orbitales, avanzarán en nuestro conocimiento de la superficie y el interior lunar, y aumentarán nuestra comprensión de fenómenos cruciales como la meteorización espacial para informar sobre futuras misiones tripuladas a la Luna y más allá.»
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