La Comisión Europea ha presentado una nueva normativa contra el greenwashing y la información medioambiental engañosa. Entre las principales propuestas está la imposición de pruebas concretas por parte de las marcas que afirman ser ecofriendly, y el riesgo, para quienes no lo hagan, de una multa de al menos el 4% de la facturación de la empresa.
El principal objetivo de esta nueva normativa es nivelar el campo de juego para que los consumidores dispongan de información de mejor calidad para elegir productos y servicios que no dañan el medio ambiente y, por tanto, mayor seguridad de que cuando algo se vende como verde, en realidad es verde.
El fuerte crecimiento en los últimos años en el mercado verde, es decir, la venta de productos con un impacto ambiental reducido, está motivando cada vez más a las marcas y casas de moda a comercializar sus productos como conscientes del medio ambiente, arriesgándose a la tergiversación.
Las nuevas leyes, ahora en proceso de aprobación, obligarían a las marcas a verificar científicamente cualquier afirmación incluida en sus anuncios y, por lo tanto, considerar el ciclo de vida de sus productos de manera más amplia, en lugar de considerar solo un aspecto «verde» según les convenga.
También prohibirá las etiquetas «autocertificadas», impondrá más controles sobre la veracidad de los beneficios de materiales como el poliéster reciclado y cuestionará términos como «carbono neutral» y «climáticamente neutral». Según algunos observadores, este borrador también necesita más claridad.
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