Bajo unos principios estrictos de respeto y sostenibilidad, Emma Brewin crea prendas y accesorios de ensueño que no sabemos si usar como accesorio o abrazar como un peluche.
En una industria donde el calendario es un estrés, Emma Brewin ha decidido ignorar la presión que sufren todos los diseñadores y centrarse en crear piezas únicas y muy cuidadas, sin atender a temporadas fugaces ni a la ansiedad de lanzamientos constantes. No se fuerza a crear, se toma su tiempo. Sus sombreros y abrigos de piel sintética en color pistacho, celeste, medianoche, chocolate y negro, iconos por antonomasia de su marca, ya han conquistado a muchas famosas como Dev Hynes, Rita Ora, Lena Dunham o Miley Cyrus.
Después de estudiar en la Universidad de Rochester, Emma Brewin no ha querido asentarse en Londres. Prefiere trabajar desde una casita en la playa de Kent, donde hay menos distracciones, más aire puro y mejor concentración. Comienza sus mañanas paseando por la costa y compagina su proceso creativo con la recogida de plásticos o el cuidado de aves.
Lanzó su marca homónima en 2014, bajo la premisa de crear una firma ética y sostenible cuyo proceso de producción se desarrollara por completo en su país, Reino Unido. Para Brewin el diseño no solo consiste en una pieza final maestra, también hay que cuidar toda la producción, hacerlo un proceso romántico y artesanal. Rechaza las subcontratas, asegura que siempre quiere hacer ella misma las prendas o estar presente para supervisar cuidadosamente a su equipo y asegurarse de que la calidad es perfecta y que se ha hecho de manera responsable. De hecho, solo uno de sus sombreros tarda dos días en hacerse, y un abrigo tarda aproximadamente una semana.
Se inspira en su abuela, y en todas las mujeres mayores que siempre ha admirado y cuyas casas ha visitado rebuscando joyas entre baúles cargados de piezas vintage. De hecho, el enfoque de la marca en piel sintética se llevó a cabo cuando descubrió que al llevar a chicas jóvenes a tiendas vintage estas se fijaban normalmente en las cosas mullidas, suaves. Para lograr el efecto peluche de sus sombreros, Emma cose 200 bolitas de pelo pequeñas al caparazón del accesorio para lograr un resultado de lo más esponjoso.
La diseñadora está muy concienciada con los temas ambientales. A través de su proyecto Plasticbelly (@plasticbelly_), Brewin documenta todos los plásticos que ella misma va recogiendo de la playa. Por ahora, la cifra asciende a 18.378 piezas. “Es una locura la cantidad de plástico que la gente tira. Pero cuando llegas a casa y lavas y limpias la pieza, te das cuenta de lo hermoso que es”, asegura. Tan hermoso que Emma no desperdicia ni una sola de las piezas y planea convertirlas en joyería hand made. También ha salvado innumerables pájaros. Los cuida cuando están perdidos o heridos hasta que están listos para volver a volar libremente.
Con tantas cosas entre manos, Brewin confiesa que el año que viene necesitará algo de ayuda. Además de eso, augura más recolección de plástico, más joyas y quizá alguna colaboración. También pretende que la piel sintética que usa, que por ahora no se recicla, sea aún más sostenible. En un futuro, aspira a que todas sus piezas estén hechas de materiales reciclados y reciclables. Sus valores son claros: prendas duraderas, calidad por encima de cantidad y consumo reducido. 2019 será un paso más hacia la moda sostenible. Y Emma Brewin (@_emmabrewin_) está aquí para marcar camino. #mustfollow
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