Después de leer muchas explicaciones sobre lo que es el Camp y su significado, ya que todos seguimos sin tenerlo demasiado claro, -y parece que los looks de la MET Gala no van a ayudarnos a entenderlo- lo mejor es empezar a hablar de lo que de verdad importa >> sobre el término y por qué es tan necesario ahora.
El Camp, ahora, más necesario que nunca.
Y decimos ahora, porque los orígenes de algo que suena tan nuevo como el Camp se remontan al siglo XVIII, en los palacios franceses que sirvieron para situar al país vecino como cuna de la moda, y estresaron el artificio impostándolo al máximo hasta convertirlo en arte. Unos cuantos años más tarde -en 1964, para ser exactos- John Waters comenzaría a escandalizar, asquear y enamorar a partes iguales a la sociedad estadounidense con la estética de su arte, alzando la bandera de la diversidad y reivindicando estilismos, físicos e incluso estados mentales que no se solían ver representados en la pequeña y gran pantalla.
Y a día de hoy, parece que aún estamos muy lejos de haber abrazado como sociedad el concepto más puro de diversidad, como prueban los cientos de comentarios vertiendo odio en las publicaciones de las fotos pre-MET. Este fenómeno sirve como un diagnóstico preciso de una sociedad que no está tan libre de prejuicios como queremos creer, y la importancia y necesidad agitadores estéticos como Fecal Matter para despertar emociones en la gente, por muy negativas que estas sean.
En esta línea se sitúa la última campaña de Gucci beauty. Un pintalabios suele venderse como algo distinguido que hará destacar tu belleza –la estereotípica-. Sin embargo, en esta ocasión la casa italiana encuentra belleza en lo real, lo diverso y sobre todo, lo cotidiano, encumbrándolo al nivel de una obra artística. Así, las bocas que presentan el pintalabios lucen dientes irregulares y los protagonistas de la campaña son familias cenando frente al televisor en sus bandejas de plástico. No es casualidad que el director creativo de la firma, Alessandro Michele, haya sido uno de los anfitriones de la gala, y quizá la persona que ha dado la definición más certera sobre el significado de Camp: “la habilidad única de combinar el arte más elevado con la cultura pop”.
En este contexto es donde mejor se entiende la importancia de que un evento con la repercusión mediática del MET haya dedicado su influencia a visibilizar una forma de entender la moda desde una perspectiva más inclusiva. Sinéad Burke, RuPaul, Billy Porter, Janet Mock, Lizzo, Hari Nef, Lavern Cox o Petra Collins son algunos de los invitados que subieron la escalinata del museo por primera vez este año, representando la diversidad que no solíamos encontrar en el perfil de los asistentes a la gala. Looks con inspiraciones queer, el imaginario drag o la cultura trash fueron protagonistas, y a pesar de correr el riesgo de quedarse en una pose y mucha frivolidad, pueden ser una herramienta poderosa para generar conversación cultural en torno a todas esas figuras. Y si hay algo más necesario que verlas, es escuchar lo que realmente tienen que decir.
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