Rosalía, tal y como dejó de manifiesto para siempre en una de sus letras, se transforma constantemente. Una experimentación estilística incesante con la que expresa el lenguaje de nuestro tiempo como perfil disidente de la moda.
Del posmodernismo o la estética postapocalíptica de Rick Owens con los que ascendió a un plan superior en el espectro de la belleza decadente, hasta los sensuales y agresivos códigos Motomami con los que distorsionó el sistema. Esa evolución ha derivado ahora hacia un estilo más preppy, tal y como reflejó con maestría durante el desfile de Prada SS24 con una diadema y un set college de camisa blanca, chaleco de punto y falda larga de sastre.
ROSALÍACORE
El arte de la provocación y la exploración del diseño sin límites han estado siempre en la base de creación o de construcción de gran parte de sus outfits, asistidos por su hermana Pili, de su obra y personaje en sí. Sin embargo, tal y como hemos podido ver a lo largo de los últimos meses, el icono de la música y la moda ha ido transitando nuevos estilismos mucho más sobrios y neutros, diluyendo ese maximalismo y esas excentricidades que la caracterizaban hasta hace unos meses. Sólo cabe recordar sus infinitas uñas de gel, sus grandiosos looks de cuero y transparencias o sus plataformas infinitas.
Esa actualización del arquetipo de la vestimenta urbana por parte de Rosalía deriva ahora en una expresión mucho más normcore o de ‘lujo silencioso’ con la que continúa combinando ese mix entre piezas de diseñadores de culto o reputados y de otros emergentes que tienden hacia una estética más athleisure o neutra.
De hecho, esa estela es la que parece haber evidenciado durante sus últimas citas junto a Jeremy Allen, con looks monocromáticos, camisas oversize o prendas deportivas con las que se ha decantado por estilismos más ‘random’ o desenfadados.
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