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Dentro del universo figurativo y sensual de Amanda Wall

Amanda Wall ha creado todo un universo fantástico a base de pinceladas abstractas con las que aborda la existencia corporal.

Desde sus eróticos desnudos realistas hasta sus pinturas más figurativas: Amanda Wall ha creado todo un universo fantástico a base de pinceladas abstractas con las que aborda los conflictos de la existencia corporal.

La pintora figurativa estadounidense, con sede en Los Ángeles, utiliza fotografías personales como referencias que traslada a sus pinturas a través de una visión mágica con la que enmarca las partes más vulnerables del cuerpo.

Más allá de haber transitado otras prácticas artísticas a lo largo de su vida como modelo, estilista, directora de arte o promotora de marcas, Amanda Wall se convirtió en cuestión de unos años en un referente artístico, tras vivir una serie de crisis existenciales que le llevaron a experimentar con el mundo de la pintura. A partir de entonces, la influencia del tiempo y la perfección de su técnica fueron diluyéndose así en sus pinturas influenciadas por la moda y el diseño.

LA DISTORSIÓN DEL ARTE

Si hacemos zoom y nos adentramos en esas obras de arte estilizadas, podemos ver como, tras la pintura, subyace una combinación de voyeurismo, exhibicionismo y existencialismo del siglo XXI. Obras en las que expone asimismo contrastes de emociones y conceptos en los que se mezcla lo íntimo y lo inquietante a través de su distintiva paleta caracterizada por el choque de colores escabrosos. Tonos suaves coexisten entonces con otros más excéntricos impregnados del resplendor del neón o de los atardeceres de LA.

Dentro del archivo artístico que expone de manera digital en su feed, y en formato físico en algunas galerías de alrededor del mundo, se desdibujan figuras recostadas, cabezas giradas, piernas largas o pies grandes. Una perspectiva con la que distorsiona y genera abstracción de los cuerpos, pero también los embellece a través de pinturas en las que aborda temas que van desde el deseo o el control hasta el fetichismo.

Wall explora mediante la técnica al óleo esa sensación de contrastes con los que destila todo su mundo interior en forma de catarsis pictórica. Todo un reflejo que vislumbra en esas obras en las que el espacio se bifurca, y en las que lo real da paso a algo irreal o ficticio. En su mundo todo puede existir.

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