Ya sea en formato bastón, chips, gajo, panadera, rejilla…, con kétchup, mayonesa o salsa brava, las patatas fritas son el acompañamiento definitivo para cualquier plato. Y aunque se trata de un alimento poco saludable, parece que un estudio científico ha ido más allá relacionándolas con un mayor riesgo de ansiedad y depresión.
Según un equipo de investigación de la Universidad de Zhejiang (China), el consumo habitual de alimentos fritos, sobre todo de patatas fritas, está relacionado con un mayor riesgo de tener ansiedad (12%) y depresión (7%), en comparación con las personas que no comen fritos, según se publicó en la CNN. Ese porcentaje era todavía mayor en los hombres y especialmente en los consumidores más jóvenes.
De sobra es conocido que ingerir cualquier alimento frito de forma frecuente es un factor de riesgo para padecer obesidad, hipertensión arterial y otros problemas de salud. Pero este estudio también ha determinado que estos alimentos también influyen de forma negativa en nuestra salud mental, según el estudio que se publicó en la revista PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America).
La culpable: la acrilamida
El principal motivo que sugiere la investigación -en la que participaron más de 140 mil personas- es la presencia de la acrilamida, una sustancia química que se forma durante el proceso de fritura, sobre todo en las patatas fritas, y que sería la culpable del mayor riesgo de ansiedad y depresión.
Según la Asociación Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), la acrilamida es una «sustancia química que se crea de forma natural en productos alimenticios que contienen almidón durante procesos de cocinado cotidianos a altas temperaturas (fritura, tostado, asado y también durante procesos industriales a 120 ºC y a baja humedad)». Y según se puede extraer del estudio de la Universidad de Zhejiang, “la exposición prolongada a la acrilamida induce ansiedad y comportamientos depresivos a través de la neuroinflamación mediada por el estrés oxidativo”.
Eso sí, otros expertos nutricionistas afirman que se trataría de resultados preliminares. De hecho, muchos especialistas le dan la vuelta a la teoría y explican que la causa de esta problemática también podría ser al revés. Es decir, que las personas con depresión o ansiedad recurren más a este tipo de alimentos «reconfortantes» como una especie de automedicación o alivio para la depresión o la ansiedad, según afirmó el doctor Katz en la CNN.
Otros investigadores, por su parte, suavizan la alarma de esta problemática, aconsejando mantener un estilo de vida saludable y reduciendo -sin llegar a tener que suprimir del todo- la ingesta de alimentos fritos para una buena salud en general y, por supuesto, mental. Así lo explica el propio Yu Zhang, autor del estudio.
Si quieres saber más sobre la relación de las patatas fritas y la depresión y ansiedad ya puedes hacerlo en la web de Tapas Magazine.
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