El espacio también vive una situación de colapso que la NASA y SpaceX desean disolver. Han firmado un acuerdo para compartir información con el fin de supervisar el flujo de tráfico; y así evitar colisiones entre las naves espaciales y los satélites Starlink que navegan por la órbita.
Desde enero, SpaceX ha puesto en órbita más de 1.000 de los satélites Starlink como parte de su misión de proporcionar Internet de banda ancha de alta velocidad para todos los usuarios a nivel global. En junio ya se anunciaba, por primera vez, una prueba beta pública de Internet de alta velocidad de la compañía que ofrecía un plan mensual de 99 dólares.
«La sociedad depende de las capacidades basadas en el espacio para las comunicaciones globales; la navegación, la previsión meteorológica y mucho más», expresa el administrador en funciones de la NASA, Steve Jurczyk, en un comunicado de prensa. «Con las empresas comerciales que lanzan cada vez más satélites, es fundamental que aumentemos las comunicaciones; intercambiemos datos y establezcamos las mejores prácticas para garantizar que todos mantengamos un entorno espacial seguro».
La NASA, por su parte, ha querido opinar favorablemente acerca de las naves espaciales Starlink diciendo que éstas «están equipadas con receptores del servicio global de navegación por satélite que permitirán el intercambio de información entre las dos entidades espaciales».
La comunidad astronómica también ha querido sumarse a la mesa de debate; expresando su desacuerdo con la repercusión que ese gran número de satélites en la órbita podría tener para las observaciones espaciales.
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