La última década ha estado cargada de tendencias que han elevado el sistema de la moda, como ha sido el paso a su democratización, la supresión de las barreras de género o el auge de la sostenibilidad y el despertar de una generación que la había abandonado hasta que sonase la alarma de la crisis climática. También ha sumado el triunfo de la auto-venta, las thriftshops y apps como depop que ayudan a que la ropa se intercambie y no muera en su primera línea de vida.
Pero el hecho de que las temporadas se hayan multiplicado por mil, que el ciclo de la moda se haya revolucionado en modo ultra-speed y que el streetwear se haya establecido como el punto de fuga de las firmas high-end y fast fashion, ha generado trends que no deberíamos pasar por alto, y que por ello han sido producto de meme o denuncia para Diet Prada. Aquí una lista de nuestras 5 más odiadas.
TINY BAGS
Le damos la medalla de oro a los tiny bags: la primera tendencia especialista en no elevar ningún outfit. Primero fueron las gafas en formato tiny y este año le ha tocado a los bolsos. Una burbuja que empezó a inflar Jacquemus por primera vez en la pasarela SS2018 con su bolso en miniatura de 3 pulgadas con asa superior, el icónico ‘Le Sac Chiquito’. Una pieza que ha sido una auténtica oda a la inutilidad y que sorprendentemente ha sido acogido por la industria con adoración. En su line-up de fans encontramos a Rihanna o el clan Kardashian.
Este, más bien ‘finger accesorie’, ha sido posteriormente bootlegeado por otras firmas como Erdem, Gabriela Hearst, Givenchy, Marc Jacobs o Maryam Nassir Zadeh. Así, hemos visto como una nueva ola de bolsos ultra-diminutos han copado las colecciones de Primavera-Verano 2019 en diversas iteraciones: desde collares o monederos de estilo vintage en Erdem a riñoneras con Givenchy o cajitas en miniatura con Gabriela Hearst.
La última interpretación que ha salido a la luz ha sido la de Burberry, que lanzó otro tiny bag o funda all-over print de leopardo por $210 para los Airpods. Así ha sido como las marcas han decidido apostar por el artículo «It» sin importar su utilidad o longevidad. Seguimos.
UGLY SHOES
La tendencia que llegó a la cima en 2017 ha traído consigo infinitas interpretaciones que han prendido la industria, pero también muchas otras que más bien habría que tirarlas al fuego y quemarlas.
En nuestro top 3 encontramos, como no, las Fila Disruptor: el producto de meme más cotizado de Internet que, desgraciadamente, ha copado las calles de alrededor del mundo. Seguidamente, las crocs de lujo con doble suela que presentó Balenciaga en PFW SS18 también ha sido una muestra de que las ugly shoes nunca deberían haber existido, o al menos de esa manera.
Por no hablar de la tirada de copias que han hecho de las Triple S o las Speed Runner de Balenciaga. Un auténtico horror que define las versiones pochas del fast-fashion que deberían extinguirse ya.
Las Superstar de Prada x adidas también fueron la gran decepción después de una gran expectación que acabó en una sneaker en la que la creatividad y el esfuerzo no se veían ni en su esencia. De igual forma fueron las Air Jordan 1 x Dior.
«Me encanta mezclar mundos diferentes, ideas diferentes. Tanto la marca Jordan como Dior son emblemas de la excelencia absoluta en sus campos. Reunirlos en esta especial colaboración es proponer algo excitante y verdaderamente nuevo», afirmó Kim Jones. ¿Verdaderamente nuevo? Se podrían haber visto ya perfectamente en alguna copia de mercaillo de Marrakech.
LA COMERCIALIZACIÓN DEL FEMINISMO
Sólo una pequeña parte de la población sabía lo que era realmente el feminismo hasta hace algo más de 3 años, y estaba tan acostumbrada a unos estereotipos y unas estructuras sociales que está siendo muy difícil salir de ellas. Ha sido el auténtico despertar de (casi) toda una sociedad, a pesar de que aún exista una gran brecha de género y un infinito techo de cristal.
En un sistema capitalista en el que es muy sencillo comercializar con una ideología que sigue todo el mundo, el fake feminismo ha llegado a expandirse por todos lados, incluso en la política de PP o Ciudadanos, y en la que partidos neandertales como VOX están hundiendo hasta el Inframundo. Pero, ¿qué papel ha jugado la industria de la moda respecto a este movimiento?
El feminismo en la moda ha llegado desde haute-couture brands como Dior y su ‘we should all be feminists’ en la primera colección de Maria Grazia Chiuri para SS17, al low-cost de Amancio Ortega con un ‘no es no’ en el escaparate de Stradivarius.
Así, hemos visto infinidad de lemas feministas en camisetas del magnate Inditex como ‘girls do not dress for boys’, ‘women rules’, ‘women will change the world’, ‘girls support girls’ o ‘my body, my mind, my choice’ que deciden por los cuerpos de las mujeres. Y es que, no por vestirse de una ideología se sigue la misma.
La industria high-end de Prabal Gurung con ‘The future is female’ o el ‘girls can do anything’ y ‘girls just wanna have fundamental rights’ de Zadig & Voltaire también han aportado su versión al sistema de la moda. En definitiva, muchas firmas se ha subido al carro del fake feminismo cuando nunca antes habían incluido esos ideales en su heritage, como si lo habían hecho activistas como Vivienne Westwood que han defendido el feminismo y la sororidad desde las roots de la firma, y que sí han ayudado a abrir los ojos a la sociedad a través de la moda y el arte.
EL ROLLO HYPEBEAST
A parte de hacerse un rajote en la ceja, pintarse pecas o llevar unas uñas acrílicas infinitas, el ‘cuanto más dinero llevo puesto en el fit soy mas cool’ se ha estilado hasta niveles desorbitados, incluso llegando a Youtube con programas como: ‘Cuánto dinero vale tu outfit’. Desde vestir las copias masivas y casi idénticas de Corea -y alrededor del globo- hasta las firmas high-end con sus propias versiones, repasamos el look del hypebeast al uso.
El comprarse una riñonera de Supreme, una de las firmas más sobrevaloradas de la escena, y aún peor de Supreme Spain, y cuatro prendas de Palace, Bape, Anti Social o Pleasures sin sentido y unas Off-White o unas Yeezy no te hace ser más o menos que otra persona, y aún menos tener más estilo. Así es el over-mixing brands en un mismo fit sin tener en cuenta la esencia de cada uno, porque aquí lo único que importa es el hype.
En una era de streetwear madness en la que la gente hace lo posible por unas sneakers, en la que se roban y se revenden sin parar, se está convirtiendo en un throwback de los 80 en el Bronx, pero en ultra-sicko mode. Así, los hypebeasts están inflando una burbuja streetwear que lleva cuestionándose hace un tiempo, incluso por el propio Virgil Abloh.
LA EXPLOTACIÓN DE LAS FIRMAS STREETWEAR
Como mencionaba antes, la locura por el streetwear ha hecho que todo el mundo quiera generar su versión de la tendencia sin tener ninguna visión o trasfondo detrás. La firma Drew de Justin Bieber sería un claro ejemplo de ello, que está preciada por un dinero desorbitado cuando en realidad vale un euro.
Está muy bien que la ropa de calle haya salido del underground para convertirse en un producto pop. Está genial que todas las firmas high-end hayan lanzado su visión respetando sus códigos y su archivo, pero ¿qué es de todas aquellas brands que no tienen ningún tipo de fundamento y que se basan en estampar gráficas en camisetas de algodón?
¿Por qué? Matthew Williams de ALYX dijo una vez que ‘hacer ropa es una responsabilidad, y que aquellos que quieran hacerlo deberían hacer un examen’. Y es que, la artesanía y el talento reales se han convertido en algo secundario para Internet o Instagram, en los que personas sin un estudio o especialización previa en el sector han creado un escaparate infinito de prendas sin sentido.
Esperemos que en 2020 se cuestionen si realmente es necesario llevarlo a cabo, cuando encima están perjudicando el medio ambiente. El hecho de que puedas hacer algo, no significa que debas hacerlo, y menos que eso sea moda.
Sigue toda la información de HIGHXTAR desde Facebook, Twitter o Instagram
Podría interesarte…