Durante los últimos meses, las siglas NFT están por todas partes. El origen de estos tokens que identifican la autenticidad de archivos digitales se remonta a 2017 y hoy, se han convertido en un elemento imprescindible para dotar de valor a un activo digital. Si estás un poco perdido en el tema y quieres ponerte al día, no te preocupes, en este post te resumimos de qué va la cosa para que lo entiendas.
Hace unos días el mundo del arte amanecía con una noticia histórica. El artista Beeple vendía una de sus obras en formato digital por 69 millones de dólares. De este modo, su proyecto titulado Everydays – The first 500 days se convertía en la tercera obra más cara vendida por un artista vivo. Pero hay más. Las 5.000 imágenes que conformaban la pieza no solo son una obra de arte, sino también un NFT. Y te preguntarás, ¿un qué?
Pues bien, los NFT vienen a ser, por sus siglas en inglés, tokens no fungibles. Son activos criptográficos basados en blockchain —tecnología sobre la que están basadas las criptomonedas— que poseen unos códigos de identificación y unos metadatos únicos. Como consecuencia, tienen el poder de conceder a cada archivo, ya sea un clip de vídeo, una obra de arte e incluso un meme, la capacidad de ser coleccionable y único. Además, otra característica de estos tokens no fungibles es que no pueden comercializarse, dividirse, ni intercambiarse por equivalencia.
A continuación, repasamos la evolución de los NFT desde su primera aparición en 2017 y te explicamos cómo funcionan estos tokens no fungibles.
La evolución de los NFT: de cryptogatos a tuits millonarios
A día de hoy, puede que los NFT tengan un papel protagonista en la próxima revolución digital, o a lo mejor simplemente son la novedad del momento y tienen los días contados. Lo que sí sabemos es que últimamente están aumentando su presencia y puede que eso ya sea un gran paso que determine su futuro.
Sus orígenes se remontan a 2017, cuando Dieter Shirley desarrolló por primera vez los cryptokitties. Eran representaciones digitales de gatitos, cada uno de ellos único y con un valor que oscilaba entre los 12 y los 95.000 dólares. Semanas después de su lanzamiento, los cryptogatos ya tenían un club de fans que invirtieron 20 millones de dólares en ellos.
Por lo tanto, estos gatos fueron el punto de partida de los tokens no fungibles que ahora están cogiendo terreno. De hecho, también podrían haber sido la fuente de inspiración del creador del meme Nyan Cat, basado en estos animales. Su artífice vendió un NFT de esta obra por 300 Ethereum y aunque el meme pueda compartirse, la creación original ahora pertenece a alguien. Y no solo pueden comprarse memes, también tuits. En este caso, Jack Dorsey, uno de los cofundadores de Twitter, vendió hace una semana el primer tuit de la historia en una subasta por nada más y nada menos que 2,5 millones de dólares.
¿Cómo funcionan?
Tal y como hemos comentado, durante los últimos meses los NFT han experimentado un boom considerable. Otros ejemplos destacados más allá de la obra de Beeple han sido marcas como Gucci, que ha implementado estos tokens en sus zapatillas virtuales, o corporaciones como la NBA, que ha hecho lo mismo en los clips de sus partidos que está vendiendo. Pero la entrada en escena de los tokens no fungibles no solo está afectando a las grandes empresas, sino que la creación de contenidos en internet también puede verse influida por este cambio.
Para entender cómo actúan es necesario ofrecer una explicación más técnica. Los NFT funcionan y son transferidos a través de Smart Contract de Ethereum, la criptomoneda. En este caso, su tecnología se diferencia del protocolo habitual que permite que los tokens fungibles puedan dividirse, ya que una característica diferencial de los NFT es que no se dividían ni comercializaban. De esta forma, se genera la llamada «escasez digital», que da lugar a que cada token no fungible sea único o limitado. Además, su compra solo puede realizarse por medio de Ethereum y debido a su auge están surgiendo marketplaces propios como Nifty Gateway o Valuable.
Por otro lado, los tokens de los NFT son metadatos que se insertan en el archivo digital de modo que al comprar un Gif, por ejemplo, aparecerán datos como quién es el creador, cuándo se diseñó o cuándo lo adquiriste. Así, pasan a considerarse pasaportes virtuales, ya que cada producto digital por así decirlo, posee una identidad única que lo diferencia del resto. Lo mismo sucedería si se crease un NTF para una botella de aceite de oliva, ya que aportaría todos los datos posibles en términos de trazabilidad. Y también si se incorporasen estos tokens a los pasaportes individuales, ya que facilitarían los procesos de entrada y salida de personas físicas de los distintos países.
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