La nueva serie de Los Javis trae a nuestro tiempo la figura de La Veneno, icono transexual de los años 90. Se trata de una tragicomedia de 8 episodios que aúna los toques distintivos del sello autoral de la pareja de directores, con códigos costumbristas, gags de la cultura pop y un compendio de referencias que hacen un guiño cómplice a la generación millennial.
La serie de Atresplayer reivindica el salvaje legado de Cristina Ortiz, más conocida como La Veneno. El reparto (ya era hora de que viviéramos algo así) goza de un amplio porcentaje de personas transexuales, entre ellos Jedet, quien interpreta a la Veneno en su juventud. Daniela Santiago encarna al personaje en sus gloriosos años en pantalla, una época en la que su estética exótica y su lenguaje sórdido animaron a una España pegada al televisor. Los últimos meses de la vedette, cuando el alcoholismo se apropió de su actitud, su cuerpo y su descaro, quedan interpretados a cargo de Isabel Torres.
El primer episodio es ya toda una declaración de intenciones que supone la presentación perfecta para una serie que huele a nostalgia, dolor e incomprensión, pero también a humor y optimismo. El capítulo 1×01 demuestra la madurez creativa de Los Javis, quienes ya podían presumir de haber configurado el nuevo folklore español con Paquita Salas.
Pero también hay que ver Veneno por ella. La Veneno sufrió las miradas críticas de una sociedad para quien ser transgénero iba en contra de nuestra naturaleza. La Veneno invitó a sentir orgullo a todo el colectivo LGTBI y a todas aquellas personas que eran repudiadas por su transexualidad, por su prostitución, por existir. La Veneno pisó fuerte en los medios y ayudó a trazar un camino de libertad al que hoy día queremos rendir nuestro pequeño homenaje viendo su historia y sus experiencias en pantalla. Por eso hay que ver Veneno. Porque es parte de esa historia de España a la que sí queremos rendir tributo.
«¡Digo! Ni puta ni santa».
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