El éxito de los festivales estaba completamente asegurado a finales de 2019. La oferta de ocio musical de promoción independiente se ampliaba años tras año. Por otro lado, los más consolidados ampliaban sus fronteras y fechas. Pero 2020 llegó y con él una pandemia catastrófica; juntos empujaron la primera ficha que dio paso a un efecto dominó de pérdidas, en algunos casos insalvables para la industria. ¿Volverán los festivales tal y como los conocemos?
Por ejemplo, Tomorrowland sumaba un fin de semana más de música en Bélgica, pero eran muchos los que se quedaban sin billete; por lo que la organización presentó un proyecto en los Pirineos Franceses en la temporada de invierno que fue todo un éxito. 2020 era el inicio no sólo de una nueva década sino de oportunidades para el sector artístico que esperaba con agrado el verano. Rolling Loud aterrizaba por primera vez en la península llegado de Estados Unidos; así como Ultra Beach, de música electrónica visitaba por primera vez la Costa del Sol de nuestro país.
Así, miles de ejemplos en todo el mundo, el crecimiento era exponencial, pero cada uno de ellos fueron anunciando su cancelación y/o reubicándolos en nuevas fechas que acaban también anuladas. El Covid-19 avanzaba indirectamente proporcional al camino decrépito que recorría el destino de los festivales. A pesar de la magnificencia del coste de un festival, estos también arrastran otros sectores como la publicidad; por lo que las pérdidas de dinero han acarreado la desaparición de muchos festivales sin ningún tipo de opción.
¿Los festivales nos dirán adiós definitivamente?
El tan deseado festival belga propuso un nuevo formato de experiencia virtual donde, comprando tu entrada podías disfrutar de tu música favorita en directo desde casa y a salvo. Mucho mostraron su apoyo comprando la entrada, pero ¿hasta qué punto la clientela seguirá gastándose el dinero en un evento diametralmente opuesto a la diversión, la aglomeración y la excitación de compartir un festival tradicional?
La perspectiva de otro verano sin eventos musicales para muchos significará el fin de una historia. La vacuna supone un pequeño haz de luz al final del túnel. Esta esperanza podría dar vida a una nueva temporada de festivales en otoño de 2021, aunque para ello el número de personas asistentes y vacunadas debería ser muy elevado. España ha sido pionero en poner en marcha una prueba de concierto “post covid”. Los organizadores de Primavera Sound lograron con éxito que 1000 personas disfrutasen de un concierto sin que ninguno se infectase del virus.
La presión que está viviendo la industria es equivalente a las ganas que los amantes de la música en vivo tenemos de que vuelva. Ojalá se pudiese asegurar que 2021 se recordará como el fin de un ciclo en silencio, pero el pronóstico y el futuro son inciertos.
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