Philipp Plein es un personaje a todas luces discordante en la industria de la moda. Sus constantes problemas judiciales empiezan a adquirir mayor trascendencia que sus diseños. Si es que alguna vez fueron trascendentes…
El diseñador de muebles reconvertido en diseñador de moda visita con demasiada frecuencia el ojo del huracán. Tras sus ya sabidos episodios de plagio, uso indebido de la imagen de Ferrari y la repugnante puesta en escena que hizo el año pasado casi reproduciendo el trágico final de Kobe Bryant, Plein lo vuelve a hacer.
Esta vez ha decidido ir un paso más allá y atacar la libertad identitaria de uno de sus empleados. Amro Alsoleibi era director regional de la firma hasta que en 2019 dio por finalizada su relación con la compañía suiza debido a las constantes humillaciones que sufrió por ser gay y padecer VIH.
Todo comenzó con los inagotables comentarios del propio Philipp Plein sobre la comunidad gay. Este hecho provocó que Amro – un experimentado profesional del sector con pasado en Valentino, Fendi o Chloé – elevara una queja al respecto. Dicha manifestación tuvo como consecuencia que se le prohibiera visitar a su hermano en Siria estando éste en su lecho de muerte. Se da la circunstancia de que la legislación del estado de Nueva York amparaba al bueno de Amro, permitiéndole ir a su país natal. A su regreso, su sorpresa fue encontrar que la compañía le había revocado el derecho a seguro médico, forzándole a comunicar su condición de paciente de VIH a la empresa. Dicha información está protegida por el derecho a la intimidad, al cual tuvo que renunciar para poder seguir con su tratamiento.
«Durante muchos años la gente pensaba que era gay y aún muchos lo creen. Jamás hice nada por desmentirlo, pues no tiene nada de malo. No juzgo a la gente por su herencia u orientación sexual» dijo Philipp Plein en IG.
Ante esta situación, la empresa tuvo que recular y devolverle sus derechos sanitarios, pero empezó el acoso sutil aprovechando la situación de debilidad de Alsoleibi. La restricción total de sus viajes, un control exhaustivo de su situación médica, obstrucción del desempeño de sus funciones, la retirada del descuento de empleado y apartarlo de las aperturas de dos nuevas tiendas fueron algunas de las lindezas que tuvo que soportar Amro hasta que dio por terminada su relación con Philipp Plein.
Los comentarios homófobos del helvético son una constante en el día a día de sus empleados a tenor de lo revelado tras el caso de Alsoleibi. Perlas como «odio trabajar con gays» o «deja de mover las caderas como si fueras gay» eran lo más común dentro de una firma que su fundador afirma tener una clientela «100% heterosexual» y en la que, según palabras de uno de sus vendedores«si eres demasiado gay no eres bienvenido».
En su IG Philipp Plein ha negado la mayor, haciendo alusión a ser un estandarte de los derechos LGTBIQ+ y de la comunidad negra. En 2014 organizó el primer desfile protagonizado en su totalidad por modelos de color. Publicó una campaña global junto a Lea T, modelo transexual, y otra con dos modelos masculinos besándose en 2013. Los antecedentes de cara a la galería dicen una cosa, pero a nivel interno surgen voces discordantes con esa fachada que defiende Plein.
La polémica está servida. Vistos sus antecedentes, la duda es inevitable. Veremos en qué queda todo esto…
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