Para los que sufrimos ansiedad es complicado hablar de ella con las personas de nuestro alrededor. No es nada de lo que avergonzarse, pero abrirse y sentirse juzgados no es fácil. La pandemia y la consecuencia del encierro en nuestros hogares nos ha dado una oportunidad de romper tabúes. Por primera vez, muchos vivirán episodios de ansiedad y tenemos la responsabilidad de hacerles entender que es normal y no hay nada de malo en ello y ofrecerles comprensión. De hecho, es una señal de estar vivo.
Si has sufrido alguna crisis antes de esta situación será casi más sencillo aguantar, porque ya te conoces y has establecido una conexión contigo mismo y sabes cómo actuar. Muchos psicólogos ya advirtieron que la salud emocional sería una gran consecuencia de la cuarentena. Seguramente, en algún momento de estos días de aislamiento os habéis sentido extraños o inquietos, ignorantes de lo que os sucede.
Temblores, escalofríos, malestar o presión en el pecho… es ansiedad y se pasa, no te vas a morir. El cuerpo reacciona ante este estado de alarma y se pone alerta. Hay métodos para calmarnos y la respiración es la auténtica clave, entre otros. Aprender a respirar y a centrarnos en la inspiración y expiración abdominal es fundamental. La meditación es el remedio para proporcionarnos paz. A continuación, te ofrecemos consejos para superar cada día con fuerza.
La ansiedad es simplemente miedo a la incertidumbre de no tener un falso control sobre nosotros, porque sí que lo tenemos, tú decides qué hacer. El bombardeo del Coronavirus en informativos y grupos de WhatsApp no ayuda. La cabeza funciona muy deprisa y de forma independiente. Ahora, tenemos demasiado tiempo y podemos acabar agotados mentalmente. Por eso, se recomienda una desconexión temporal, sobre todo de los bulos tóxicos. Conoces los métodos de prevención, sabes que estamos en Estado de Alarma y es ineludible la colaboración ciudadana. Recuerda, “no estás encerrado en casa, estás a salvo en ella”; bien, es suficiente no necesitas más.
No mires el calendario, el tiempo no va a pasar más deprisa por mucho que lo observes. Vive el día a día y no pienses en el futuro que, aunque esté cerca, aún no llegó. Crea un horario y olvida la idea “no hay nada que hacer”, porque siempre lo hay. Plantéate esta situación como una oportunidad de hacer todo aquello que nunca te atreviste por «falta de tiempo», échale ganas. Hay un gran abanico de posibilidades. Estamos en la Era Digital, no en la de Piedra. Se productivo y madura junto a esta etapa.
Es importante ser positivos, si crees no serlo, deberás educar tu mente. Escribe cada noche cinco cosas por lo que estar agradecido y no vale repetir. Dar gracias por tener una familia, una casa… son cosas sencillas, pero con el paso de los días los recursos se acaban. Por este motivo, estarás más pendiente de captar las pequeñas cosas que te sacan una sonrisa. Habla contigo mismo y hazlo bien, con cariño, no te enojes con la persona que te acompañará siempre. Tú y tu mismo debéis ser los mejores amigos y es necesarios que os conozcáis y os comprendáis.
Hacer ejercicio es fundamental. Si el único deporte que has hecho es levantamiento de jarra en barra, es hora de abrir la veda. Comienza por 15 minutos y continúa, verás que te gustará. Ese momento que te dedicas llevas tus pensamientos a un lugar diferente. Deja de pensar en el exterior, es un respiro que agradecerás. Es importante crear rutina.
Nuestras vidas han girado más rápido de lo que ha sido capaz el propio mundo. Este stop drástico puede verse de dos formas; una tóxica, es decir, ver la necesidad inmediata de regresar a la “normalidad”, o la oportunidad de reflexionar sobre la velocidad de nuestro camino. Quizá esto nos sirva para volver a ser pacientes, a saber esperar y no sentir esa presión constante con el tiempo.
La convivencia, no, la convivencia constante es realmente dura. Puede que por fin este país le pierda el gusto a “Gran Hermano”. Las emociones están a flor de piel y los nervios nos empujan a ser más impulsivos. Regresa a la calma, es mejor tener paz que razón. La tranquilidad y el bienestar es el objetivo para sentirnos menos ansiosos.
Y de nuevo surge otra oportunidad. Es el momento para volver a ser familia. A diario convives con ella, pero la cuarentena nos ha devuelto esa unidad y su verdadero significado de apoyo y pilar. Si, es posible que vuelvas a conocer a tu mujer, a tus padres, a tus hermanos o a ti mismo y que te guste o no, pero es necesario hacerlo. Hay que ver el vaso medio lleno. Y por supuesto, tienes que saber y aceptar que saldremos de ésta, pero seremos más conscientes y avispados de los pequeños detalles.
La ansiedad es un estado de ánimo que puede controlarse, muchos expertos lo denominan la enfermedad social contemporánea. Es importante hablar de ello porque te darás cuenta de que no es un problema y, también, que no es algo exclusivo.
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