Lo que se vivió ayer en París gracias a la propuesta de Olivier Rousteing -director creativo de Balmain – como diseñador invitado a crear una colección de alta costura para la legendaria maison Jean Paul Gaultier, fue algo totalmente mágico e histórico, ya que el diseñador francés además de ofrecer todo su talento y la mejor versión de sí mismo, se encargó de hacer su particular homenaje y celebración del legado del enfant terrible de la moda. Como dijo el propio Olivier en el atelier de Gaultier antes de la presentación de la colección, «este desfile es una carta abierta a Jean Paul, una carta de amor abierta».
Precisamente esa palabra (amor) es la que siente Rousteing hacia la obra de Jean Paul, a quien, por cierto, sigue desde que era un niño y es un punto de referencia para él. Olivier, como en cada ocasión y con cada nuevo proyecto, se lo tomó muy en serio y acudió al 325 de la rue Saint-Martin – lugar donde se celebro el show – con un objetivo claro. ¿Cuál? Ganar y hacer de su colección de Alta Costura (la segunda en toda su trayectoria) una de las mejores de la #ParisHauteCoutureFashionWeek, si no la mejor.
El desfile comenzó con una pequeña oferta de looks masculinos, 14 para ser exactos. A medida que se iban desvelando cada uno de ellos, ya íbamos presagiando que algo bueno y espectacular iba a ocurrir, dado que todos los looks que íbamos descubriendo tenían el ADN fusionado de ambos diseñadores, o sino mira cualquiera de los primeros inspirados en la colección de tatuajes de 1994 o el número 6 de estética marinera con rayas matelot – que podría haber sido diseñado por Jean Paul e incluso lucido en el icónico anuncio del perfume «Le Mâle».
Los perfumes, por increíble que parezca, se convirtieron en vestidos y accesorios de alta costura. El look número 15, encargado de dar paso a la parte femenina, fue un vivo reflejo de la icónica fragancia que acabamos de mencionar. Se combinó con grandes plataformas y pulseras XL con la forma del cuerpo de la mujer, que como sabrás siempre ha jugado y sigue jugando un papel muy importante en el mundo Gaultier.
Hubo de todo, desde vestidos bustier con pechos prominentes que se acentuaban en la zona de los hombros y la cintura, prendas que eran pura artesanía y obras arquitectónicas, otras hechas con las cintas métricas de una modista, corpiños en forma de corazón con alfileres y guantes con dedales en los dedos. El mundo de la sastrería y los esmóquines tambien estuvo presente, reimaginado eso si hasta limites insospechados.
Jean Paul Gaultier by Olivier Rousteing fue la mejor celebración y muestra de amor que cualquier diseñador podría recibir. Si aún no has visto el desfile, te recomendamos que lo hagas. Haz clic aquí para hacerlo o dirígete al principio del artículo.
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