Kim Jones es, sin duda, el hombre que ha cambiado la moda para siempre. No solo por sus espectaculares diseños, sino por su contribución a la globalización de una industria diseñada y pensada para permanecer fracturada por los egos y los púlpitos de los creadores de la vieja escuela que la fundaron. El genio británico ha servido como el pegamento que necesitaban sus colegas de profesión para hacer de la moda algo más real, bastante alejado de la mentalidad de los OGs.
Hoy en día es bastante común ver colaboraciones por todas partes. Es algo que ha existido en la moda desde los orígenes de esta cultura. Obviamente, antes no era tan común como lo es ahora, que es casi ridículo. Co-diseñar se ha vuelto un coñazo, demasiado habitual y sin propósito alguno más allá del hype. Los chavales que pillan todas las zapatillas de todos los lanzamientos, que se pasan los días frente al ordenador empleando bots en hacerse con todo lo que lleve la etiqueta de «collab» no tienen NI PUTA IDEA del sentido de todo esto, de porqué sucedió. El cáncer del resale ha destruido algo que comenzó como una historia de amor, como la fusión de disciplinas artísticas, que nació para demostrar que la promoción entre creadores es fundamental en ese mundillo. Ahora consiste en elegir una firma, decidir qué silueta customizar, añadirle algún detalle identificativo, hacer un raffle y del tirón a stockX. Ese es el repugnante proceso de las colaboraciones hoy en día desde el creador (hablamos de zapatillas principalmente) al consumidor final.
Podríamos hablar de los orígenes de esta filosofía, de cuando sucedió por primera vez. En su lugar, empezaremos en el momento en que reventó de verdad, cuando una colaboración se hizo viral, como diríamos hoy, por primera vez: La cápsula de Louis Vuitton x Takashi Murakami.
Allá por 2003, las casas de moda aún eran bastante rígidas y ancladas en el pasado. Muchas cosas cambiaron con la llegada del nuevo milenio. Su mentalidad no fue una de ellas. Pero en medio de todo eso, apareció Marc Jacobs para cambiar la forma tradicional en la que percibíamos a las firmas de lujo. Su primera asociación artística fue con Stephen Sprouse en 2001 con la ultra popular colección RTW de Primavera en la que destacaban los prints grafiteros en colores neón invadiendo todo. Desde entonces, la puerta se abrió de par en par.
Tras la buena acogida y reviews de su primera fusión de moda y arte, Jacobs llamó a Murakami (@takashipom) para reiniciar desde el origen la herencia y tradición de la firma de moda más prestigiosa del mundo. Desde el instante en que los bolsos con el monogram multicolor salieron a escena, nada volvió a ser igual. Louis Vuitton ha sido pionero desde su fundación, han cambiado la industria desde sus orígenes como malletier a la nueva era de Virgil. Tras el lanzamiento inicial de Murakami, no hubo celebrity que no se hiciera con el suyo. Hasta Lindsay Lohan lo lució en la mítica película Mean Girls. Eran los días pre-Instagram y pre-Kardashian donde la exposición no era la puta locura que es hoy en día.
Mientras esta nueva etapa en la industria comenzaba, Kim Jones daba sus primeros pasos en ella. Desde graduarse en Central Saint Martins y que el legendario John Galliano le comprara media colección, a lanzar su firma homónima, trabajar para firmas como Alexander McQueen, Umbro, Iceberg o incluso para Pastelle de Kanye West, a hacerse con el puesto de Director Creativo de Alfred Dunhill en 2008. Nadie podía augurar que tres años después ocuparía el lugar de Marc Jacobs.
Cuando Louis Vuitton lo anunció como Director Creativo para hombre en 2011, su discurso fue muy transparente acerca de lo que aportaría a la maison francesa. Su pasado en la International Stüssy Tribe empaquetando cajas de Supreme abrió a Jones la puerta del universo del streetwear, donde terminó trabajando con Fraser Cooke de The Hideout – una tienda de streetwear muy adelantada a su tiempo que terminó cerrando en 2014 -, responsable de supervisar algunas de las colaboraciones de Nike como la de Jun Takahashi y UNDERCOVER o incluso las del propio Kim. Claramente el alumno adelantó al maestro.
En su primera colección para la firma parisina, los asistentes pudieron comprobar la nueva dirección de la sección masculina de la casa. Una selección de piezas de inspiración náutica se fundía con vibras deportivas y diseños propios del utilitarismo. Esto sólo era el comienzo.
A lo largo de sus años en LV Jones se ganó cada vez mayor credibilidad y popularidad en la escena del lujo, pero también comenzó a llamar la atención de los amantes del streetwear y las sneakers, que vieron en Kim Jones (@mrkimjones) la bisagra perfecta entre dos mundos que tradicionalmente estaban destinados a vivir separados.
Y en 2017, la moda cambió para siempre. Cambió como canal de expresión de las emociones y preocupaciones, como una de las industrias más crueles del mundo, la moda cambió sus códigos, rompió las cadenas, se convirtió en una herramienta social para conectar generaciones, para ensalzar lo genuino de cada uno. La moda volvió a nacer aquel 30 de Junio de 2017. Louis Vuitton y Supreme desvelaron la colaboración más épica jamás hecha. Las dos firmas más deseadas se unían en el tiempo y el espacio. Hoy es aún el lanzamiento más deseado y los precios de sus piezas suben cada día.
Ese día, ese drop, cambió todo. Los fans de Supreme eran un mercado totalmente diferente del de Louis Vuitton hasta ese momento. Ese movimiento provocó que estos mundos paralelos empezaran a mirarse con otros ojos. La naturalidad y verdad de esta unión acabó con cada restricción previa y, tras abandonar LV en 2018, Kim ya había plantado la semilla de lo que podemos ver hoy día. Virgil Abloh se hizo con los mandos de la maison tras su enorme éxito al frente de su firma Off-White, cogiendo el testigo del duro trabajo hecho por Kim Jones, quien extendió una alfombra roja a todas las principales firmas de streetwear hacia las casas de moda de lujo. Como hemos visto recientemente, multitud de alianzas como Palace x Ralph Lauren, Lacoste x Golf Le Fleur, Burberry x Gosha Rubchinskiy, Prada x adidas, o las masificadas Comme des Garçons x Converse se han convertido en algo de lo más normal.
Pero Louis Vuitton x Supreme no fue el único lazo que Kim Jones ató en ese tiempo. Hiroshi Fujiwara de Fragment y los artistas británicos Jack&Dinos Chapman colaboraron también en sus días al frente de la casa parisina. El mensaje no podía estar más claro.
Cuando fichó como Director Creativo de Dior, todos supimos que algo gordo pasaría en la maison gala y, en su primer show, un enorme BFF rosa de KAWS apareció en medio del lugar del evento. Esta asociación también se hizo presente en la colección que inauguró su etapa en Dior. Una vez más el arte contemporáneo y la moda se daban la mano unidos por el hype. Su siguiente show, épico de nuevo. En esta ocasión fueron el artista americano Daniel Arsham (@danielarsham) y Matthew M Williams (@matthewmwilliams) – fundador de ALYX – los que saltaron a escena junto a la diseñadora coreana Yoon Ambush (@yoon_ambush) – nombrada el año pasado Directora de Joyería para hombre en Dior – para una fusión única de descomunales talentos creativos.
Y como muchas cosas en la vida, no es como comienza sino como acaba. Es obvio que las colaboraciones han existido siempre, que las casas de lujo han hecho zapatillas en otras épocas, que de vez en cuando se dejaban influir por el streetwear. Pero es igualmente cierto que la absoluta implementación del streetwear en el lujo ha vivido un proceso de inclusión reciente en el que Kim Jones ha jugado un papel fundamental. Su alianza con Shawn Stüssy, rememorando sus días junto a la International Stüssy Tribe, es otra lección sobre cómo ser fiel a uno mismo, a tus raíces y abrazando tu yo más real.
Aunque Kim Jones haya trabajado para dos de las más prestigiosas casas de moda de la historia, su vínculo con la cultura urbana a la que siempre estuvo muy unido, nunca la ha ocultado en sus diseños. La International Stüssy Tribe a la que perteneció era un grupo de amigos a los que les flipaba el surf y que desarrollaron una fuerte identidad a través de sus creaciones, entre las que la bomber de estilo universitario destacó sobre el resto como herramienta para aumentar su influencia en el futuro del streetwear. Entre estos chavales podíamos encontrar nombres como Hiroshi Fujiwara, en aquel entonces DJ y ahora fundador de Fragment; Alex Turnbull, aún miembro de Stüssy o Luca Benini, fundador de Slam Jam y ahora trabajando en ALYX.
Años después, esa potente comunidad que fundó el streetwear como lo conocemos hoy en día, tomó Miami, tematizando el Rubell Museum y colaborando con Kim Jones en sus diseños para Dior Men Fall 2020, rescatando al legendario Shawn Stüssy para la causa. El colorido co-branding por todas partes, el estampado de serpiente y las vibras tropicales fueron ideales para la atmósfera festiva y soleada de Miami, en la que destacaron estos elementos de una descomunal colección (otra más). Lo que siembras, recogerás y Stüssy recogió mucho esa noche.
Si este regreso a los días de Jones en Stüssy no fue suficiente, el clímax del show llegó con la revelación de la colaboración entre Jordan y Dior. Bajo la enseña de «Air Dior», esta nueva versión de la icónica Jordan 1 reventó internet. Con una suela transparente, el monogram de Dior presente en el Swoos y la lengüeta y fabricadas en piel italiana, no será hasta 2020 cuando salga a la venta este diseño de Kim Jones y Nike, redondeando una estrecha relación entre el diseñador británico y la compañía de Oregon.
Te guste o no, ya no hay vuelta atrás en este nuevo paradigma que vivimos en la industria de la moda. La democratización del estatus económico de los fashionistas a través de estas colaboraciones es una realidad y se lo tenemos que agradecer a Kim. Ahora, tampoco olvidéis a aquellos que permitieron esta posibilidad e inspiraron para que él ondee la bandera de la universalización del streetwear.
¡¡Yyyyyy corten!! Suficiente información por hoy.
Ama a Kim, pero no a la de los skims.
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